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martes, 9 de junio de 2020

El día en el que casi desaparezco

Hoy he estado a punto de desaparecer. 
No yo (la persona que escribe) sino el gimmick de YordiBiblioteca. 


Se lo cuento... 
De vez en cuando Google (Gmail-Blogger-Drive-YouTube) me pide verificar la cuenta. Lo hace mandando un código SMS al teléfono. Pero hoy pedía verificar con una cuenta de correo de recuperación (¡5 años sin usarla!). Y no me daba opción con el teléfono.

He vuelto a sentir la angustia de hace años cuando me bloquearon la cuenta del Facebook porque no le pude demostrar al Sr. Fesibú que yo era "YordiBiblioteca"
._. A ver, ni que fuera yo el único con un nombre inventado ¿no?

En la página de Facebook se perdieron muchos memes y ClásicoDeBiblioteca y épicos momentos de LaJefa que quedaron "congelados" en el tiempo, ahí. 
Y yo perdí el contacto con mucha gente, compas del mundo bibliotecaril. Algunos fueron reencontrados luego en el Twitter, pero otros ya no.

Lo de hoy me ha dado mucho más miedo porque llevo con el blog unos 5 años y de perderse (perder el acceso) me rompería. Sería como "desaparecer".
A veces siento que yo ya desaparecí hace tiempo. El yo real, me refiero. La gente que me "conoce" (que me ve, habría que decir) apenas sabe nada de mí.  En parte porque yo no soy de contar cosas y soy más cerrado que la cartera de un escocés.
Quizás por la fantasía, puse el listón de la confianza y la "fortalencia" en los demás muy alto, pero todas las personas reales que he conocido a lo largo de mi vida, y que he podido sentir como cercanas de alguna forma, me han engatusado, mentido, defraudado, utilizado, abandonado o... lo que es peor, supongo, han muerto.
De ahí nace también la incapacidad para desprenderme de cosas (inútiles). Las cosas quizás se estropean o se rompen, pero no le abandonan a uno. E incluso rotas y estropeadas nos transmiten algo. La gente que desaparece (por indiferencia, desinterés o muerte) ya no nos dice nada, simplemente "desaparecen" y uno debe aprender a vivir con el vacío. Y el vacío es como el aire, ocupa todo el espacio que puede y más. El espacio de la vida.

Mi vida, mi vida real, es insignificante. Y yo soy un completo inútil para gestionarla. Así que me construí una vida de repuesto. YordiBiblioteca es una vida de repuesto porque la real no me interesa. Es muy Pessoa esto, ya lo sé.
Yo no existo en el mundo virtual (no tengo perfiles sociales con mis datos reales) no me interesa nada eso. 

Pero sé que YordiBiblioteca se ha hecho un hueco en sus corazones. 😳 
A veces topo con hastags inventados por mí, que vuelan libres en los tweets de los compas de biblioteca. O me etiquetan ustedes en cosas simpáticas. O gente que tengo en mi hall of fame, me llaman a mí, gurú o influencer 
._. ¿Pero khé dise esa gente?

El caso es que tras un día de profunda angustia (estaba en la biblio dando cita previa pensando que no podría volver a escribir en el blog y preguntándome si no sería mejor matar el gimmick y desaparecer) pero he podido volver.
Y he vuelto gracias a mi sherlockholmesiano sistema de ordenación de papeles (a más polvo, más tiempo hace que está ahí) y he encontrado el papel que hace 5 años usé para anotar la contraseña de la cuenta de recuperación. No ha sido fácil porque el verano pasado vino el pintor, y tuve que "ordenarlo" y ese día también sentí que me lo habían quitado todo (aunque solo lo metí dentro de cajas y cajones). Pero como fan de la ficción, soy muy dado al drama. Sepan disculpar. 
Me he emocionado al poder encontrar el trozo de papel de hace 5 años. Hasta he pensado de hacerle una foto y subirla. Pero mejor no les comparto mi dirección de correo de recuperación con su contraseña. 
¬_¬ No es que no me fíe, ¿eh? 
Obvio que no.

Intentaré no desaparecer.
No por mí, sino porque... como dijo Dickens: "Uno no es del todo inútil en esta vida si puede aliviar un poco la vida de sus semejantes".
No he leído tanto a Dickens como para saber si esta cita es suya o no. Pero para mí lo es. 

martes, 17 de marzo de 2020

Desde la biblioteca en tiempos del Coronavirus

Hemos leídos sobre futuros apocalípticos. Hemos visto películas de catástrofes y de epidemias globales. Los telediarios nos han traído, a la hora de comer, imágenes de supermercados desabastecidos y de gente presa por el pánico. "Pobre gente", piensas y cambias de canal o le metes cucharazo al flan de postre.
Pero esto que sigue, es real.

La primera noticias sobre el virus fue por las fiestas de Navidad. Pero era algo de China (y China, como dijo Marco Polo, "Queda muy lejos"). 

El 3 de febrero ayudé a unos nenes a hacer un trabajo para el cole sobre el tema:
Ayudo un nene a imprimir un trabajo para el cole sobre el coronavirus. Leo: "la culpa es de un chino que hizo una sopa de murciélago". Acompaña el texto una foto de Alberto Chicote en una cocina muy sucia. 
Tweet original

Hacia finales de febrero -como no hice ningún tweet al respecto no puedo precisar el día- veo cruzar por el vestíbulo de la biblioteca la primera mascarilla. La lleva un teen firulai colgando de la muñeca. Me recuerda esos locos años 90, en los que los teen firulai que iban en moto llevaban el casco en el codo.
La estupidez humana no conoce limites.
Por suerte, siempre se puede confiar en la gente del archivo:
El coronavirus lo detendrá un equipo del archivo. Los archiveros y archiveras pueden con todo
Tweet original

Un día, camino a la biblioteca, voy esquivando meados y cacarrutas (quiero pensar que de perros) y recuerdo aquellas lecciones de la "peste" y lo sucia que era la vida en el medievo. No creo que esos excrementos en la calle sea algo muy higiénico pero sigo con mi vida y su rutina mísera.

Ahí fuera, en la vida real, dicen que las mascarillas no sirven de nada. Pero se agotan. Dicen que lo importante y efectivo es el lavado de manos. Me sorprendo: ¿Acaso la gente no se las lavaba?

El 29 de febrero descubro el proyecto lector que se ha producido en Italia (el primer lugar de la vieja Europa en el que el virus arrambló a lo loco), se han propuesto leer el Decamerón (es ingenioso, porque la obra trata precisamente de un encierro en la campiña durante una epidemia de peste).

¬¬ Empiezo a llevarme novedades de mi biblioteca por si hay un encierro. Aunque, en realidad, no lo creo. Soy así de ingenuo.

El 9 de marzo llego a mi biblioteca y descubro que la mitad de la plantilla está de baja
@BiblioEnfu se pregunta si hay un protocolo de bibliotecas con el coronavirus. Yo me río (para mis adentros). En mi Ayuntamiento aún no tienen el calendario laboral del personal de la biblioteca (¡y estamos a marzo!).

@BiblioSanLorenzo nos regala esta muestra de humor ordenado

Y @noemi_borras se inventa el hastag #coronabiblio


Y a partir de entonces todo se precipita. Entramos en un vorágine de dudas, contradicciones, medidas a medias y medias medidas.


Voy a hacerme la revisión del carné de conducir y la doctora oftalmóloga, con mascarilla, se lava las manos mientras me dice que me sienta y lea unas letras. Se las canto. Le da a un botón y me pone la misma pantalla con la misma secuencia de letras. Le canto las mismas. ¿Y ahora? me dice. Y pone las mismas. Y yo ya me las sé de memoria. Me despide y vuelve a frotarse las manos con un gel. Todo eso sin tiempo de quitarme el abrigo.

Aparece en el correo de la biblio el primer mail de la NaveNodriza de biblioteques con el inquietante asunto de "Coronavirus". 
Lo deben haber escrito con Internet Explorer porque incluye links por si vas a viajar a países infectados (¡Ya estamos infectados aquí!). Los links no linkan y hay que copy&paste en el navegador para que funcionen. 



Miércoles 11 
A media tarde, un compa de la biblio de Igualada anuncia que su biblioteca estará cerrada. Me parece muy radical pero al llegar a casa veo en las noticias que hay un gran foco en esa población y que se plantean aislarla.

Pienso en China y en su disciplina para contener a la población. Y luego en Italia y su... bueno, no seria Italia un lugar muy disciplinado. Me imagino un intento de contención en España. Se me ocurren memes, pero la cosa es demasiada seria.
Si hay que reducir la afluencia de personas a la #biblioteca por el coronavirus, apago el wifi.  
Tweet original

Se habla mucho de "teletrabajo" pero hay muchos trabajos que no se pueden gestionar desde el comedor de casa. Espero y confío que las bibliotecas no tengamos que permanecer abiertas -con el riesgo para todos que eso supone- para ofrecer las computadoras para el teletrabajo.


Empiezan a darse cifras alarmantes de contagiados. La OMS habla de pandemia. A nivel local -anoto en mi diario- nadie se atreve a tomar medidas serias para no ser acusado de alarmista y ser foco de críticas y memes. 
Macabramente escribo: hacen falta muertos para que se tomen medidas y nadie las critique. Y luego anoto: No hay ninguna medida desde biblioteques.



Jueves 12
Al mediodía se decreta el cierre de escuelas y centros de enseñanza a partir de mañana. A nivel local, el Ayuntamiento cierra la biblioteca durante 15 días. 
La biblioteca va a cerrar 15 días. Menos mal, porque esta tarde sólo hemos venido a trabajar... 2  
Tweet original

Recuerdo que, de entrada, la idea de trabajar a puerta cerrada (sin gente) nos parece muy buena idea:
#ClásicodeBiblioteca #Coronabiblio  
Yo toda la tarde: -La biblioteca va a estar cerrada. Pero seguiremos trabajando estos quince días a full...  
Pero yo mentalmente:
Tweet original

A esas alturas la población de Igualada, y pueblos cercanos, están confinados. 

Circulan fotos de supermercados vacíos. Hay bulos y fake news pero todo el mundo conoce a alguien que conoce a alguien que lo ha visto y por tanto, es cierto. 


Viernes 13 (anda que, menudo día)
El #memebibliotecario #bibliomeme es una #bibliopinícula

Un compa dice que es la mejor promo de ebiblio ever. Y algunas bibliotecas lo comparten para promocinar el servicio. Me siento orgulloso, les he colado a todos el debut de Sting en Starrcade'97 ._. 


En mi biblioteca llevamos las medias a lo máximo que permite el edificio. Cada compa se queda en una planta de la biblioteca. LaJefa, con toses muy inquietantes, se encierra en el despacho.
No hay ninguna coordinación del trabajo. No se plantea qué hacer, aprovechando el cierre, ni cómo organizar nada. Yo me centro en hacer un cartel explicativo para colocarlo en las puertas y en redes, respondiendo a lo que me parecen preguntas frecuentes. Me centro en 3 aspectos:
· Devolver los libros en el buzón.
· Cómo renovar los préstamos.
· Usar eBiblioCat para encontrar lecturas.

Por la tarde, dos de esas medidas ya no sirven. 
Los buzones de devolución deben ser cerrados y la gente debe conservar los libros en su casas. Luego, más tarde, llegan noticias que todos los préstamos han sido prorrogados hasta el 21 de abril.

Hay un par de llamadas de usuarios:
- Tengo que devolver un libro a la biblio de TAL y me han dicho que están cerrados.
+ Aquí también estamos cerrados.
- ¡Cielos! ¿Y qué hago yo ahora con el libro?
¿Por qué?¿Va a explotar o algo?


-Tenía una reserva para recoger y no sé si puedo venir ahora que están cerrados o me la guardan.
+ Se la guardamos, no se preocupe.
-Es que me llegó el aviso de recogida el 8 de enero.
+¿El 8 de enero? ¡La reserva se guarda una semana!
-Ah, pero yo preciso ese libro.
¡Pues haber venido hace dos meses!


Informo a LaJefa del cierre de buzón.
-¡Ah! -exclama-. Pero ¿se puede cerrar?
Se me pasa la respuesta por la cabeza. Cuento hasta cinco y se la suelto porque hay que soltarla:
-Deberías abrir el buzón más a menudo.

Luego aparece la compa (la que está dos pisos más arriba).
-¡Ah! -exclama-. Pero ¿se puede cerrar?
._.
Le suelto la misma respuesta porque hay que ser "justiniano".


Una compa y yo salimos a cerrar el buzón. Es una sensación extraña. Siento estar viviendo una película de zombies. Como si una horda de infectados pudieran echársenos encima.

Mientras estamos vaciando el buzón y pegando un cartel de "buzón cerrado-Préstamos-renovados-Cuide su salud" aparece uno de esos matrimonios que pululan por las bibliotecas y que podríamos definir como: parejas que se merecen la una a la otra. 
Se trata de la Abuela Hacker y su marido, el Señor-que-no-se-ducha.
La Abuela Hacker lleva mascarilla, lo cual es sorprendente porque en 40 años no ha parecido importarle el olor que desprende su marido. 
Esa medida de guardar metro y medio con otras personas para evitar el contagio, hace años que lo aplican los lectores con el Señor-que-no-se-ducha.  Le pueden encontrar en la hemeroteca hojeando un periódico en una mesa, completamente solo. Los demás lectores están en las butacas, pegados a las paredes, y en verano, bajo las ventanas abiertas.
La Abuela Hacker se queja que no la avisaron personalmente del cierre.
Lo siento, llame a todos menos a usted...
Su pareja, el Señor-que-no-se-ducha, que no sacado un libro de la biblioteca en diez años, me pregunta si le puedo sacar un libro a escondidas a través de la ventana.
Te lanzo la Enciclopedia Espasa a la cara, hombre.

Viernes 13, 18:19
Llega el MAIL.
Desde Area de Cultura, 
Gerència de Serveis de Biblioteques, 
la Gerenta
* No hace falta poner el nombre aquí porque ya saben a quién me refiero (o pueden buscar el dato, si quieren. Es público y notorio).

El texto ocupa hoja y media (sin justificar... No, no importa pero nos habla de la precipitación). Les haré un resumen:
La nave nodriza de #biblioteques: ¡Sálvese quien pueda!
Tweet original

La primera frase del segundo párrafo es maravillosamente reveladora:
"Per tant, fins el 28 de març, no es pot treballar als centres de treball, independetment del que faci el personal de l'ajuntament."

El subrayado en negrita está en el original.

La biblioteca en la que yo estoy (y unas 200 más) dependen de cada ayuntamiento y están coordinadas (y enredadas) en la diputació de Barcelona (eso no incluye las de BCN capital. Ni tampoco las biblios del resto del territorio.) Ese caos de sistema de lectura es una de las explicaciones que no haya aún un sistema gestor y un catálogo común. 

Ese enredo de administraciones que coordinan cosas a medias con otras administraciones que organizan a medias, es caldo de cultivo para un montón de cargos directivos en lugares de decisión que, en momentos claves en los que hay que tomar decisiones, se excusan en no poder tomar ninguna decisión porque nadie es competente del todo para decidir nada.
Se lo ejemplificaré:
El jueves al mediodía "mi" Ayuntamiento (y el de otras muchas ciudades y pueblos) decidió cerrar las bibliotecas municipales. Pero las bibliotecas, TODAS, no cerraron oficialmente hasta el viernes a media mañana. 22 horas después.

La Nave Nodriza instó, el viernes tarde, a no ir físicamente a las bibliotecas a trabajar. Porque -y cito el fragmento subrayado y en negrita- "no se puede trabajar en los centros de trabajo". Pero esa medida sólo afectó a los cuadros directivos. El resto del personal (dependiente del ayuntamiento de turno), según se desprende del mail, sí puede trabajar "en los centros de trabajo en los que no se pueden trabajar".

En el momento de escribir esta frase (lunes 16 a las 17:00) aún hay compas, dependientes de su ayuntamiento, trabajando a puerta cerrada.
Están en la biblioteca respectiva, en esos centros de trabajo en los que -según la Nave Nodriza- no se puede trabajar desde hace 3 días.



Los ayuntamientos, se supone, que también están vinculados a entes superiores, uno de ellos es la Diputació de Barcelona (pero que, como hemos visto, no tiene poder alguno en la mayor parte de la plantilla). Eso lo comento porque ahí está el foco principal del enchufismo en bibliotecas.
Hay ayuntamientos que colocan ahí a cuñados, primos, hermanas o parientas sin capacidad y lo que es peor: sin interés alguno en la biblioteca.
Una compa de mi biblioteca defiende a capa y espada que con interés y ganas uno puede aprender cualquier cosa. Hay una teoría que dice que con 10.000 horas de práctica, uno puede adquirir conocimientos de cualquier tema o materia.
Pero claro, hay que ponerle ganas. 
Y los cuñados y las hermanas, no destacan precisamente por su interés.

Eso suele ir así:
El Ayuntamiento Tal hace un concurso-oposición para rellenar la plantilla de una biblioteca. La Nave Nodriza de Biblioteques asiste y firma la conformidad. Todo es transparente, legal y correcto.
¿Seguro? 
Hagamos zoom
Hay muchas formas de "trampear" en un concurso-oposición. Desde crear una plaza para un candidato especifico, hasta valorar las entrevistas personales sin lógica alguna, dando la puntuación máxima al candidato que interesa y la mínima al mejor puntuado en el examen y al que más méritos y experiencia acumula. (Eso me pasó a mí, que me pusieron un CERO sólo porque cualquier otra nota me hubiera capacitado para el puesto).

Por otra parte, no crean que en la Nave Nodriza todo es brillante como un expositor de novedades. Basta un ejemple simpático: cuando un aspirante al puesto de director/a de biblioteca se presenta a una plaza, parte del tribunal (entre titulares y suplentes) que le van a valorar, DEBEN libros a las bibliotecas.
Dirán que esto es una tontería.
Y efectivamente, lo es. Pero es una tontería significativa.
Pero...¿Ustedes se fiarían de un responsable político que no devuelve los libros a la biblioteca?

Ese es parte de mi enhojo (con h de hoja) que les prometí el otro día.
Pero al final, les publiqué una maravillosa reseña del anime Dragon Quest.
Porque en momentos de gran dramatismo conviene huir de la realidad para poder sobrevivir.

Y ahora les hablaré de la realidad de lo mío.
Cuando llegó el MAIL de la Nave Nodriza, yo mismo llamé a LaJefa (dos pisos más arriba) para que leyera el mail (si no le avisan que hay un mail para ella, a veces no lo ve hasta días después). 
Una vez leído pasó a informar al Ayuntamiento. LaJefa preciso ayuda para reenviar el mail al responsable del Ayuntamiento.
Y el responsable en el Ayuntamiento también debe ser un analfabeto digital porque no recibió el mail o no lo supo abrir o vete a saber qué.
Dos horas más tarde, LaJefa pudo hablar con él y le LEYÓ el mail de la Nave Nodriza. Se lo leyó de la forma que tiene LaJefa de leer los mail que le llegan. Empezó con "Benvolguts/des" y no paró hasta el final "Àrea de cultura".
Tras escuchar el mail, el responsable del Ayuntamiento resultó que no era competente para tomar decisión alguna (¿ven? Otro almacén de cargos que no pueden decidir nada).

El viernes por la noche nos fuimos a casa sabiendo que:
LaJefa no vendría hasta el 28 de marzo (eso le pedía el mail) y nosotros... De lo nuestro ya sabríamos algo.
Hemos sabido algo hoy, lunes 16 a las 8:15 de la mañana.



Y de mientras, fuimos a trabajar a puerta cerrada, un sábado.
 ¿Qué hice el sábado?
Contestar un mail, atender una llamada, programar publicaciones en las redes de la biblioteca, mirar las cuentas de "Twitfer" de la gente influencer de biblioteca (no les digo cuáles son porque así todos se siente especiales). Y ordenar con guantes.

Por la tarde fui al supermercado. Y sí, había estantes vacíos por completo. En la sección de carne, sobretodo. Y no había patatas, limones ni cebollas. Ni papel higiénico, ni alcohol.


Domingo 15
El presidente del gobierno iba a anunciar el "Estado de alarma" a las 15 h. Lo puse en pantalla y como no empezaba me eché una siesta. A las 18 h. aún no había salido y no recuerdo tanta espera desde que quise leer Patria
Y sí, invertí 3 horas de mi vida en una siesta. 


Lunes 16
A las 8:15 llega el mensaje de LaJefa avisando que "El alcalde dice que...". Y toca quedarse en casa hasta nueva orden. 
El aislamiento no me preocupa. Llevo toda la vida siendo un hikikomori
La gente cree que soy un tipo simpático y social. Pero en verdad les digo que no pueden estar más equivocados. Pasé mi infancia tumbado en la cama mirando la bombilla del techo y mi adolescencia fue una serie de desgracias y desengaños que me han convertido en un ¿adulto? temeroso, cobarde, propenso al pánico, a la ansiedad y sin ninguna habilidad real. 
Sepan disculpar este amargo final, pero si el coronavirus va a terminar con todos ustedes, creo que al menos debía contarles parte de la verdad.



** Este texto puede sufrir actualizaciones **



Mi aplauso al personal sanitario. 
Y al resto de personas que en otras tareas más discretas trabajan, limpian, transportan o atienden en primera linea.
A mis compas de bibliotecas allá donde esté la biblioteca. 
A mis compas que leen esto en la biblioteca estando ahí, trabajando a puerta cerrada. ¡Ánimo!
A mis compas que teletrabajan. 
A todas esas bibliotecas que se están lanzando a hacer propuestas innovadoras para la promoción lectora o, simplemente, el entretenimiento, desde sus propias casas. Lanzándose al mundo del vídeo o a la creación de contenido para sus redes.
A esas directoras y directores que está haciendo la Memoria 2019 desde su casa. 
Al community manager de eBiblioCAT y del resto de eBiblio, a vosotros sí que os saldrán #EstadísticasUP.

A las compas de mi biblio y a LaJefa (sin ellas estas historias seria mucho más aburridas).

Y en el deliberadamente último lugar, a la Gerenta de Gerència de Serveis de Biblioteques. Su "no es pot treballar als centres de treball" ha logrado superar su otro gran mail. El del 21 de enero de 2015, cuando con el cambio del programa informático del Sistema Gestor de Biblioteques (de Millennium a Sierra) escribió:
"el canvi de Millennium a Sierra no representa un benefici immediat i visible per a les persones que l'utilitzeu (...) Sabem que les funcionalitats son les mateixes (...) d'altres [funcions] en canvi us faran treballar pitjor que abans."

Sabemos que el nuevo programa es el mismo, que en algunas cosas va peor y que de forma inmediata no notareis ninguna mejora visible.


._.




sábado, 19 de octubre de 2019

Alfred Hitchcock y los 3 investigadores


Introducción personal

Pueden saltarse esta introducción porque en ella hablaré de mí. De los libros hablo luego, más abajo.


Yo tenía una tía que una vez me regaló una camisa hawaiana tan horrible que me hizo llorar. Desde ese fatídico día, la buena mujer sólo me regaló libros. 
En su casita había una salita con un armario-estante lleno de libros y un sofá. Era una salita cerca de la puerta de entrada a la casa. Y era una salita sin ninguna utilidad cotidiana. No era cocina, no era baño, no había tele… Supongo que era un lugar para sentarse a leer. Digo supongo porque jamás vi a nadie sentado ahí leyendo (en mis recuerdos, solo me veo a mí leyendo en ese sofá). 
Luego se construyó un garaje adosado a la casa y la salita de lectura perdió su ventana, que se convirtió en puerta de acceso, y toda la sala pasó a ser un mero pasillo de tránsito a otra parte.
Un primo, que según mis tíos no agarraba ni un libro por accidente, tenía en su siniestra habitación un montonazo de libros de la serie “Alfred Hitchcock y los 3 investigadores”. Los tenía perfectamente ordenados en un estante encima la cabecera de la cama. Lo de siniestra habitación es porque mi primo tuvo un pasado con gustos musicales como Barricada o La Unión. (Años más tarde yo decoraría mi habitación con cosas más siniestras aún, como Marilyn Manson).
Mi tía me permitía sacar algún libro de mi primo ¡A ESCONDIDAS! Lo que, obvio, hacía el libro mucho más interesante.

No recuerdo qué ejemplares leí. Alguno, no todos, y como por entonces no estaba obsesionado por el orden (aún no era Biblioteca) no los iba sacando por orden, sino que los elegía entre los que tenían el título más morboso o la ilustración más siniestra.
Y es que para mí eran libros de miedo.
Y pasaba verdadero miedo leyéndolos. Pero los leía igual porque de pequeño yo era muy valiente. 
._. No como ahora.

Y dejemos ya la introducción y vayamos a lo que interesa.


Alfred Hitchcock y los 3 investigadores (libros)


Los adolescentes, al leer las aventuras de Alfred Hitchcock y los Tres investigadores se sienten incorporados al formidable equipo de Júpiter Jones, Pete Crenshaw y Bob Andrews. Junto a ellos practican métodos deductivos que agilizan sus mentes, vencen el miedo a lo desconocido, luchan por causas justas y gozan el placer de ser útiles a sus semejantes.

Leo (en Wikipedia) que Los 3 Investigadores fueron creados por Robert Arthur (y continuados por otros autores a la muerte del creador). Hay varias series. La original consta de 30 libros (entre 1964-1979) y siguió con 13 libros más (1981-1987), tras la muerte del cineasta Alfred Hitchcock. Una tercera serie, de 4 libros (1985-1989), ofrece un moderno avance: la historia imita la serie “Elige tu aventura”, y así el lector toma decisiones sobre el argumento saltando de página en página según sus elecciones (“Los 3 investigadores necesitan tu ayuda”, lo llamaron).  Hacia 1990, hay una serie nueva, de 11 libros, con los protagonistas más mayores. (El autor/a del texto en la Wikipedia lo describe así “interactuando con chicas y la posibilidad de manejar coches”).

En 1993 una editorial alemana se hizo con los derechos y ha venido publicando libros con esos protagonistas. Entre 1998 y 1998 la Editorial SM publicó alguno de esos libros alemanes al castellano.

Los libros de la serie original fueron editados en España por El Molino.

RBA está reeditando la serie original (con unas ilustraciones muchos menos tenebrosas) desde 2014. Pueden encontrar esos libros en las mejores bibliotecas.

Y los libros originales (algunos desperdigados por las biblios) se encuentra a recaudo en un fondo especial de la Biblioteca Xavier Benguerel de BCN

Pueden encontrar el listado completo de los libros en la Wikipedia


Los 3 investigadores (???)

Júpiter Jones: el primer investigador es el cerebro del equipo. Es huérfano (como todo héroe) y vive en una chatarrería con sus tíos. Tiene un pasado de actor infantil (Bebé Gordito), pero ahora, tras muchas lecturas, es un genio de la deducción.
Pete Crenshaw: el segundo investigador es el atleta del equipo. Su padre trabaja en la industria del cine.
y Bob Andrews: el tercer investigador trabaja a tiempo parcial en la biblioteca (Denle LAIC a este tipo)
Viven en Rocky Beach, una ciudad costera del Pacífico, cerca de Hollywood, y son "apadrinados" por el cineasta Alfred Hitchcock que decide contratarlos.

(No hace falta decir que Alfred Hitchcock fue un director de cine de verdad. Esto lo apunto porque en mis visitas escolares he descubierto horrorizado que las nuevas generaciones desconocen todo aquel ser que no tenga un canal en Youtube).



Alfred Hitchcock y los 3 investigadores (películas)

¿Khé? 
Sí, amigos, existen dos películas al respecto:



Son producciones alemanas pero parece que el poco éxito que tuvieron cancelaron el proyecto que debía cerrar la trilogía.
(Ahora necesito ver esas películas, ¡maldita sea!).

._.
De los libros de mi primo, con las mudanzas que ha hecho, seguro que se han perdido, o algo peor.




Alfred Hitchcock y los 3 investigadores (nº 1)
Misterio en el Castillo del Terror

Robert Arthur


-¿Cómo te ha ido el trabajo en la biblioteca?

El trabajo en la biblioteca siempre era monótono. Bob se dedicaba durante media jornada a clasificar los libros que devolvían y ayudaba a catalogarlos.

Te encargarás de las gestiones secundarias y del registro de todas nuestras operaciones.
-Eso me va -dijo Bob-. Mi trabajo en la biblioteca me capacita para ese cometido.

Además, mañana tengo que trabajar todo el día en la biblioteca.
(¿No era media jornada?)

Aprovecharás la ocasión de estar en la biblioteca para hojear todos los periódicos y revistas viejas en busca de información.
(Porque en la biblioteca no hay trabajo y tienes mucho tiempo libre).

Un teléfono móvil -informó a Pete-. Se pulsa el botón y se da el número deseado a la telefonista. (El libro se publicó en 1964).

-¿Explorar yo el Castillo del Terror? -chilló Bob-. ¡Ni hablar! No pienso acercarme a él, si no es a través de la lectura.

En aquel momento el sentimiento de nerviosismo se transformó en aguda angustia y luego en franco terror (Franco Terror; María Lourdes Pol de Ramírez, fue la traductora para Ediciones Molino)

Bob había tenido mucho trabajo en la biblioteca, recatalogando todos los libros. (Bob está explotado). La ausencia de otro empleado, por enfermedad, hizo que Bob se sintiera muy agobiado en el trabajo. (Tod@s te comprendemos, Bob).

Recuerda que el temor como el terror son sólo sensaciones. Pasarás mucho miedo, pero te puedo asegurar que no sufrirás daño alguno.

Frecuentemente daba largos y solitarios paseos con ánimo de sacudir mi depresión.


Alfred Hitchcock y los 3 investigadores (nº 2)
Misterio del loro tartamudo

Robert Arthur



Pete es alto, de buena musculatura, pelo castaño, fácil presa de los nervios antes de los sucesos y un roble frene a los agobios.

...diré que es recio y corpulento, y que tiene cara redonda con aire de imbécil consumado.

El pánico es más temible que el mismo peligro -arguyó Júpiter-. El pánico incapacita al individuo para tomar decisiones adecuadas.

-Está en dificultades -comentó Júpiter-. Veamos si podemos serle útiles.

... me entretuve un poco en gozar del Sol.

...la biblioteca, donde trabajaba unas horas al día, ordenando los libros en los estantes.

Está furioso, y la furia es hija del miedo.

¿Y si el tesoro que guardaba en la caja de metal era un libro raro? Algunos libros valen miles de dólares.

Pete llevaba consigo su máquina de escribir portátil, para escribir las frases que los pájaros supieran. (porque llevar un bolígrafo y un papel era demasiado peso).

No pudo ver nada a través del espejo retrovisor. En vista de ello, solucionó el problema abriendo la puerta de su lado para asomarse (¡!)

Durante el trabajo en la biblioteca, la mente de Bob estuvo a un millón de kilómetros lejos. (Como te comprendemos, Bob).

Bob cometió tantos errores en la biblioteca, que al final lo mandaron a su casa, donde tomó asiento frente a la ventana de la salita para contemplar las nubes sobre las cercanas montañas de Santa Mónica, como si en ellas estuviera escrita la respuesta que anhelaba.

mancomunado esfuerzo.


Alfred Hitchcock y los 3 investigadores (nº 3)
Misterio de la momia

Robert Arthur




Pete y Bob me sustituirán mientras tanto. Hace días que suspiran por una buena jornada de trabajo.

La deducción es sencilla si uno hace trabajar, la mente.

... uno de los siete hermanos Magasay, que cuidan de mi jardín -explicó el profesor-. Son filipinos y nunca sé reconocerlos por separado.

Lord Cárter

Había trabajado mucho y duramente en la biblioteca aquella tarde, sin que pudiera dedicar ni un segundo a los asuntos profesionales que eran de su competencia.

Los condujo a una biblioteca atestada de libros, magnetofones y cintas registradoras.

-No estará de acuerdo con ellos? -preguntó Bob, que había leído mucho sobre mayordomos implicados en asuntos criminales.

-El profesor cuenta lo que aprendió en los libros -la voz de Hamid sonó rencorosa-. Pero no todo está en los libros. Hay hombres sabios que atesoran conocimientos secretos para los demás.

Sherlock Holmes dijo una vez que cuando se han descartado todas las respuestas, la que queda ha de ser cierta.

Bob, que había estudiado taquigrafia mientras aprendía a escribir a máquina...



Alfred Hitchcock y los 3 investigadores (nº 4)
Misterio del fantasma verde

Robert Arthur

[Bob] trabaja media jornada en la biblioteca local, donde recopila información útil que ayuda a resolver los casos.

Antes de venir aquí estuve un rato en la biblioteca.

Era bien parecido y muy americano, excepto por sus ojos oblicuos de oriental.

Lo que no puede evitarse, debemos afrontarlo -dijo-. Y como no hay nada que podamos hacer, intentemos disfrutar nosotros.

Todos sabemos que la simple creencia es eficaz medicina que cura enfermedades y salva moribundos.


Alfred Hitchcock y los 3 investigadores (nº 5)
Misterio del tesoro desaparecido

Robert Arthur


Robar joyas es peligroso. La policía dispara primero y pregunta después cuando persigue a los malhechores.

En el próximo bloque hallaron un supermercado, seguido de una serie de inmundos establecimientos. Evidentemente, se trataba de un distrito comercial.

¿Qué hace uno cuando se le dice que es valeroso, aunque personalmente lo ponga en duda?

Toda actividad delictiva resulta difícil y termina en desastre.

-Pero, agente, ¡los ladrones de aquel camión han secuestrado a un par de chicos! -gritó Bob asomando la cabeza por la ventanilla de Hans-. ¡Por favor, deténgalos!
-Historias fantásticas no les ayudarán a salir de ésta -gruñó el agente-. ¡Vamos enséñeme la licencia!



Alfred Hitchcock y los 3 investigadores (nº 6)
Misterio en la isla del esqueleto

Robert Arthur


El chico es conforme -aseguró el jefe de policía-. La mala reputación de Chris se debe a su condición de extranjero.

Busque dos hombres incapaces de fingir que vigilan el equipo al mismo tiempo que lo roban. Quiero dos hombres honrados.

No me asustaste a mí -se defendió Bob-. Asustaste a mis piernas. No supe que iban a correr hasta que lo hicieron, y muy deprisa.

Lo difícil que resulta convencer a la gente en cuanto a que renuncie a una creencia que le gusta.

No todos los accidentes son debidos a temeridades. A veces ocurren cosas inesperadas.

Cualquier chico sabe cuando otro de su edad es un granuja, y Chris no lo es.

Los adultos desoyen a los chicos cuando tienen formada opinión propio -observó Bob.



miércoles, 25 de septiembre de 2019

Me dejaron el miedo

No he pensado mucho en lo que he perdido, en lo que se llevaron. Estoy demasiado angustiado por lo que me dejaron…
Me dejaron el miedo y la indefensión.
Me dejaron la resignación de no poder hacer nada al respecto y que NADIE hará nada al respecto. La policía, como dijo Jerry Seinfeld, hace un informe; y te dan una copia.
Eso es todo.
Y eso será todo.
En ningún momento de la denuncia hubo el más mínimo amago de “a ver si hay suerte y los atrapamos porque…”. No. Para qué mentir, supongo. Corren el riesgo que alguien, que no sea tan resignado como yo, les esté agobiando cada día con: ¿Ya resolvieron mi caso?
Pero no hay caso.
Solo estadística.
Fría y aséptica como el trato. 

Encogerse de hombros y mirar para otro lado.
Como el tipo que pasa por la calle y ve a unos tipos subiendo por el tejado y no llama a la policía porque “no quiere líos”.
Un soldador me contó una anécdota: una noche le llamó un amigo de un conocido… Total, que el tipo se había quedado sin llaves fuera de su casa. El soldador fue a la casa con una amoladora a cortar una barra de la reja de una ventana.
A las dos de la noche una sierra radial cortando una reja. Y ningún vecino se asomó a ver qué puñetas pasaba, ni avisó a la policía: “¡Oye, que está cortando la reja de la ventana!”. Nada. Allí no apareció nadie. Oyeron lo que pasaba y no hicieron nada. No querían líos.

Alguien dijo que el Mal se hace poderoso no porque haya malas personas, sino porque las buenas personas no hace nada.


Mientras espero, porque ante una crisis siempre hay muchas horas de tensa espera, siempre me sorprende que la vida siga. Indiferente. 
Abuelas vuelven del cole con sus nietos que parlotean como pajarillos chismosos; un harem de chicas cruzan la calle seguidas de un enjambre de mozos revoloteando a su alrededor, chillando para intentar hacerse ver y oír en el cortejo adolescente a la salida del instituto; gente paseando el perro y parloteando por el móvil; camiones de reparto aparcando en doble fila; conductores que se enojan porque el camión detenido les retrasará dos o tres minutos. Y me viene a la mente una frase: “Siempre es mejor perder dos minutos de vida que perder la vida en dos minutos” y sigo observando la realidad, que parece tan feliz vista desde la desesperación. Esa realidad extraña y ajena a mis desgracias. Me digo que debería contratar a unas plañideras, así al menos no me sentiría tan solo y desamparado.

Y es que la soledad que uno puede sentir en momentos de crisis, es devastadora. Claro que mucha más gente antes ha sufrido pesares. Y mucho peores que los míos. Pero esa “gente”, no era yo. Era “gente”. Como la “gente” a la que les pasan cosas horribles o  mueren. Porque la muerte es algo que solo pasa a los demás.

A menudo, tras un día particularmente feo en la biblioteca, camino de casa, doy vuelta para pasar frente al tanatorio. 
El tanatorio me recuerda la fragilidad de la existencia y la “suerte” que tengo, incluso en ese espantoso día mío, comparada con los que ya no tienen oportunidades.
Se les acabó el sufrimiento, se dice. 
Cierto. Pero también la esperanza de una leve mejoría.
La esperanza cuando no hay esperanza es también algún tipo de esperanza, leí en algún sitio.

Suspiro y procuro parecer entero mientras me cuentan cosas importantes que debo atender. Pero no estoy allí. Quisiera saltar por la ventana y huir corriendo hacia algún lugar donde las cosas queridas no me resultaran ahora tan dolorosas. 
Siento náuseas si lo pienso: Alguien ha estado allí, entre mis cosas, manoseándolas, juzgándolas, tirándolas por el suelo. Buscando algo de valor.
¿Algo de valor? 
Recojo las cartas manuscritas de mi tía, dirigidas a mi abuela cuando el abuelo tuvo un accidente.
Ya no queda ninguno de los tres. 
Solo la carta.
Solo un papel amarillento, testigo de un fragmento de vida que yo ni siquiera viví. Un universo entero de vínculos, emociones, miedos y esperanzas. Un mundo pretérito y apagado. Un mundo al que puedo ir, tan solo leyendo esa carta. Un pasado idealizado y protector, imaginado y salvador. Una ficción a la que huir para sobrellevar este penoso presente y un futuro que siento aterrador. 
Ese papel. Ese papel es quizás lo más valioso que me queda.

Asiento a lo que me dice. Asiento a los gastos. Le digo el DNI. Firmó aquí y allá. Ojalá ya hubiese pasado todo. Ojalá nunca hubiera pasado nada. Ojalá...
Pero la realidad está ahí, en mi casa, a mi alrededor, tirada por los mismos suelos que correteaba ayer, jugando la mañana de Reyes. Ayer digo. Habré muerto medio docena de veces desde entonces. Pero no han bastado porque sigo aquí. Y quisiera no estar. Fingiendo para sobrevivir un poco más ante todo lo horrible. 
No hay nada más complicado que fingir estar bien. No nací para actor, no nací para aparentar. Aunque no haya hecho otra cosa en toda mi vida que vivir en otras vidas. Vidas de personajes inventados para huir lejos de la realidad, siempre. 
Pero, al final, todos los títeres se mueven con las mismas manos.
Me agacho y recojo otro papel. Algo que alguien decidió guardar, algo que fue importante para alguien que ya no está. Y allí hay una postal, y ahí ropa vieja. Desechos. Objetos de vidas paralelas. 
De los que se fueron para no volver solo nos quedan los recuerdos. Pero incluso los recuerdos son frágiles y se modifican. 
La memoria es traicionera. 
Las cosas no. 
Ese par de zapatos siempre fueron un par de zapatos. Y lo seguirán siendo para siempre….

Tampoco las desgracias duran para siempre, dicen. Pero de algún modo sí. Dentro de uno, en lo profundo, en lo oscuro, agazapado para asaltarte a la mente cuando no lo esperas. Dispuestos a herir por herir. Y vuelven, recurrentes como la orilla a la mar.

Para la gente insignificante, como yo, nuestra entera existencia es tan emocionante como la de un grano de arena en la playa. Y sin embargo nos creemos el Sol. Y cuando alguna desgracia nos asalta, la incomprensión nos sacude la rutina porque nuestra realidad no coincide con “nuestra realidad”. 
Aun así, hay gente que sabe cómo actuar ante estas situaciones. Gente con entereza, gente que se sobrepone como puede y sigue adelante. Hay humanos que sobreviven a verdaderos horrores.
Pero claramente, yo no.
Yo ya me desmorono por una nimiedad, en segundos. Y situaciones corrientes para los demás, para mí son impensables. El terror y la ansiedad me paralizan por completo y asisto, casi como espectador, a mi propia desgracia e inoperancia. A fin de cuentas, resulto un completo inútil para la realidad. Solo en la ficción me siento seguro. 
Así que imagino que nada ocurrió en realidad, o sí ocurrió, fue en una realidad que tiene otras de paralelas; así que hay otras vías para sobrellevarlo y seguir, sin esperanza de encontrar esperanza. Solo por seguir, porque es el camino más fácil, el que hace pendiente. 

Y no se llevaron nada de valor porque no supieron ver el valor de lo que desechaban. Y, reflexionando fríamente, tampoco me dejaron el miedo. El miedo ya lo tenía de antes. Desde las mañanas de los juguetes de los Reyes Magos, en realidad…
Solo que ahora tengo más.

._.




Fue escrito con el siguiente set musical:
Sether & Amy Lee - Broken
Rammstein - Ohne Dich
Linkin Park - Numb
Marilyn Manson - Running to the Edge of the World
BabyMetal - No rain, no rainbow