Frankenstein

Llega un momento en la vida de toda persona de buen corazón pero afligida por la amarga existencia y la soledad más atroz, que NECESITA volver a leer el "Frankenstein" de Mary W. Shelley.


Ahí les dejo mis "subrayones digitales"...



Nada contribuye tanto a tranquilizar el espíritu como un propósito firme.

No sólo se me pedirá que eleve el ánimo de los demás, sino que me veré obligado a sostener mi propio espíritu cuando el de los demás desfallezca.

Puedo plasmar mis pensamientos en el papel, es cierto; pero ése me parece un modo muy pobre de comunicar mis sentimientos.

A menudo parece abatido por la pena y entonces se sienta solo e intenta vencer todo aquello que hay de hosco y asocial en su talante.

Aunque tiene el alma destrozada, nadie aprecia más que él las bellezas de la naturaleza.

...y con más tiempo para pensar, sólo consiguió que su tristeza se hiciera más profunda y dolorosa.

Los acontecimientos que influyen decisivamente en nuestros destinos a menudo tienen su origen en sucesos triviales.

La realidad no enturbiaba mis sueños.

Transcurre mucho tiempo antes de que la mente humana pueda convencerse de que la persona a quien se ve todos los días, y cuya existencia parece pare de la nuestra, se ha ido para siempre.

Me creía absolutamente incapaz de soportar la compañía de extraños.

Mi querido señor, deberá usted comenzar sus estudios absolutamente desde el principio.

El trabajo del hombre de genio, aunque esté equivocado o mal dirigido, muy pocas veces deja de convertirse en un verdadero beneficio para la humanidad.

Nadie, salvo aquellos que lo han experimentado, pueden comprender la fascinación que ejerce la ciencia.

Una inteligencia de capacidad mediana que se empeña con pasión en un estudio necesariamente alcanza un gran dominio de dicha disciplina.

Para estudiar las fuentes de la vida, debemos recurrir en primer lugar a la muerte.

Vean cuán peligrosa es la adquisición de conocimientos y cuánto más feliz es el hombre que acepta su lugar en el mundo en vez de aspirar a ser más de lo que la naturaleza le permitirá jamás.

Mi rostro había palidecido con el estudio y todo mi cuerpo parecía demacrado por el constante confinamiento.

Un ser humano que desea ser perfecto siempre debe mantener la calma y la mente serena, y nunca debe permitir que la pasión o un deseo pasajero enturbie su tranquilidad.

Más que un artista ocupado en su entrenamiento favorito, parecía un esclavo condenado a la esclavitud encadenada en las minas.

La vida del granjero es muy saludable y feliz… y al menos la profesión menos dañina de todas, o mejor dicho, la más beneficiosa.

Resulta ciertamente más digno ganarse la vida cultivando la tierra que siendo confidente y algunas veces cómplice de los vicios de otro, porque ésa es la tarea de un abogado.

Su imaginación era demasiado viva para implicarse en la minuciosidad de las ciencias.

El estudio me había hecho antisocial

En todas las desgracias que imaginé y temí, no pude ni siquiera sospechar ni la centésima parte de la angustia que el destino me obligaría a soportar.

Y fui a la biblioteca.

Las palabras no pueden proporcionar en absoluto una idea ajustada de la insoportable y nauseabunda desesperación que tuve que soportar.

Todos los jueces prefieren que diez inocentes sean castigados antes que permitir que un culpable pueda escapar.

Ésta es una tragedia tan profunda y tan desgarradora que el consuelo apenas sirve de nada, porque no hay esperanza.

Sentía que estaba viva en mi pecho la carcoma que no permite ni la esperanza ni el consuelo.

El sueño huía de mis ojos.

Estaba abrumado por los remordimientos y la culpa, y me entregaba a un infierno de torturas infinitas que ni siquiera pueden describirse.

No soportaba la presencia de nadie; cualquier gesto de alegría o satisfacción era una tortura para mí. La soledad era mi único consuelo… una soledad profunda, negra, como la muerte.

Muchas veces, digo, estuve tentado de arrojarme al lago callado y en calma, para que las aguas me engulleran a mí y a mis calamidades para siempre.

En tanto quedara vivo alguien a quien yo pudiera amar, siempre tendría razones para tener miedo.

Si la mentira se parece tanto a la verdad, ¿quién puede estar seguro de alcanzar alguna felicidad?

La contemplación de lo terrible y lo majestuoso en la naturaleza siempre ha tenido en realidad la capacidad de ennoblecer mi espíritu y de hacerme olvidar las preocupaciones pasajeras de la vida.

“Dormimos, y un sueño es capaz de envenenar nuestro descanso
Nos levantamos, y un pensamiento pasajero nos amarga el día.

Todos odian a los desgraciados…

Por todas partes veo una maravillosa felicidad de la cual sólo yo estoy irremediablemente excluido.

Cuando me convencí plenamente de que realmente era el monstruo que soy, me embargaron las sensaciones más amargas de tristeza y vergüenza.

El conocimiento sólo logró aumentar mi pesadumbre.

Aprendí que sólo había un modo de superar la sensación de dolor, y era la muerte.

Cuando veía la dicha de mis protectores, la amarga bilis de la envidia me invadía por dentro.

El hecho de aumentar mis conocimientos sólo conseguía mostrarme más claramente que era un monstruo proscrito.

Nada ocurría de lo que mi rabia y mi desgracia no pudiera extraer su alimento.

Una venganza absoluta y mortal, porque sólo así podría compensar los ultrajes y el dolor que había sufrido.

Mis juramentos diarios clamaban venganza… una venganza absoluta y mortal, porque sólo así podría compensar los ultrajes y el dolor que había sufrido.

Toda alegría no era sino una burla para mía, que insultaba mi estado de desolación, y me hacía sentir más dolorosamente que yo no estaba hecho para la felicidad.

Si no puedo inspirar amor, causaré terror.

No tengo relaciones ni afectos, me entregaré al odio y a la maldad.

Incluso yo, con el espíritu abatido y el ánimo continuamente perturbado por sentimientos sombríos, incluso yo pude disfrutar de aquello.

La relación con otras personas me resultaba odiosa; cuando estaba solo, podía dejar volar mi imaginación hacia donde más me complaciera.

Algunos caballeros se empeñaban obstinadamente en vestir pantalones claros cuando la norma de la universidad era vestir con ropa oscura.

Siempre estaba inquieto y atemorizado.
Algunas veces me quedaba quieto con los ojos clavados en el suelo, temiendo levantarlos, no fuera a encontrarme con aquello que tanto me aterrorizaba tener que ver.

Deseé poder pasar la vida en aquella roca yerma; desalentador, es cierto, pero al menos viviría ajeno a cualquier golpe fortuito de la desdicha.

De detenerme aquí, porque preciso toda mi fortaleza para traer a mi memoria las horrorosas imágenes de los acontecimientos que voy a relatar con todo detalle.

Cuántas novias y jóvenes amantes han estado un día rebosantes de salud y esperanza y al siguiente eran ya víctimas de los gusanos y de la putrefacción de la tumba…

El rostro era duro e implacable, como el de las personas acostumbradas a contemplar el dolor sin mostrar comprensión ninguna.

Perseguido y atormentado como estoy, y como he estado… ¿puede la muerte hacerme algún daño?

La presencia de la muerte aún me resultaba distante, aunque el deseo de morir siempre estaba presente en mis pensamientos.

La vida es obstinada.... se aferra con más fuerza allí donde más se odia.

Me abandoné a todas las siniestras ideas que quisieron asaltarme.

¡Hombres - grité-. ¡Qué ignorantes sois y cuánto os enorgullecéis de vuestra sabiduría! ¡Cállense! ¡No sabe usted lo que dice…!

Cuando era joven, me dijo, sentía como si estuviera destinado a alguna gran empresa.

Busque la felicidad en la tranquilidad y evite la ambición, aunque sea la ambición aparentemente inocente de sobresalir en las ciencias y los descubrimientos.

No ha podido contar las horas y los meses de miseria que he soportado mientras mi alma ardía de furia e impotencia.

La bondad de mi naturaleza había desaparecido, y todo en mi interior se tornó rencor y amargura.

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