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domingo, 3 de diciembre de 2017

4 historias de campeonas TUF26

Como ya sabrán ustedes este pasado 1 de diciembre se coronó a la primera campeona mundial flyweight de UFC.
La flyweight femenina es una categoría nueva y para crearla se usó el programa-torneo The Ultimate Fighter (abreviado TUF) en su temporada 26.


Me dispongo a contarles 4 historias (al precio de 1) sobre las participantes del TUF.


Antes, contar un poco como funciona TUF. Se trata de un torneo eliminatorio con 16 participantes agrupadas en dos equipos (cada equipo tiene de entrenador a un luchador de UFC famoso, pero eso aquí no importa). Digamos sólo que había el equipo azul y el equipo verde. Las 16 se eligen de entre todas las que se presentan a un prueba selectiva y en función de su currículum (luchistico, se entiende) y las capacidades o talentos que ven los ojeadores, les asignan un número en un ránking. La nº1 es la “mejor” y la nº16 “la menos buena”
Se busca, deliberadamente, que las TOP se encuentren en las fases finales del torneo pero suele haber sorpresas.


The ultimate fighter 26

Dicho esto, vamos a las historias


Lauren Murphy o cómo el karma reparte justicia
Lauren Murphy recibió el nº3 en la selección. Quedó encuadrada en el mismo lado del torneo que su amiga-y-rival Barb Honchack (la nº 2) y un día, contemplando los cruces del torneo dijo:
-Yo gano a esta y a esa, tú ganas a esta y a esa y nos encontramos en la semifinal.
El problema es que lo dijo delante de las otras luchadoras, que no se tomaron demasiado bien que Lauren las considerarse meros estorbos en su camino hacia la semifinal.
El karma actuó en el primer combate de Lauren (episodio 4), cuando Nico Montaño (la nº 14) lo derrotó. Fue el gran shock del torneo.


Lauren Murphy no se recuperó jamás. Hizo lo que en wrestling llamaríamos un turn heel (y en la cultura popular “ser la mala de la peli”) y empezó a quejarse del entrenador y crear mal rollo en el equipo. Criticó la falta de profesionalidad de otras luchadoras en problemas de mantenerse entre los límites de su peso y terminó pasando del equipo verde al azul. Lo hizo mediante una nota manuscrita que dio a su entrenador que se quedó con cara de WTF?.


En el episodio final el karma actuó, esta vez a favor, cuando la lesión de una luchadora modificó la cartelera y dio la oportunidad a Lauren de vivir el combate que ella deseaba:
Lauren Murphy, en azul, contenta de enfrentarse a Barb Honchack


Sijara Eubanks del 12 a la explosión
A Sijara Eubanks los “expertos” le dieron el nº12 del ránking, un número demasiado bajo para sus expectativas y en cada combate que dio y cada ronda que iba superando se encargaba de recordar a los “expertos” allí presentes (incluso a Dana White, presidente de UFC) que le habían dado el 12.
Y es que pronto vimos que el problema de Sijara con los números era serio. Antes de cada combate, en el pesaje oficial, se las veía y las sufría para entrar en el baremo legal. En primera ronda se cortó el pelo para ser más ligera, y en las rondas siguientes vivía las horas previas enrollada en toallas en la sauna o se ponía a hacer bicicleta estática a pleno sol ataviada con ropas de plástico.
Nuestra heel, Lauren Murphy, criticó su falta de “profesionalidad”.
Sijara se mostró, en las promos, como una luchadoras con una fuerza de voluntad y sacrificio fuera de lo común. Y así, con rabia, fuerza y mucho sudor se plantó merecidamente en la final. Y en la última promo dijo -y yo me la creí- que iba a ganar el torneo y ser la primera campeona flyweight de UFC.
Pero… fue apartada del combate final por razones médicas. Sus altibajos con el peso la situaron -como dijo un médico- en una zona peligrosa. Según wikipedia Sijara Eubanks fue hospitalizada.
Debe estar subiéndose por las paredes y rompiendo cosas.
Si vuelve, y no la cambian de categoría de peso, irá a por la campeona con tanta furia que eso sí será una “epic battle”.


Roxanne Modafferi, mi campeona
De la muchachada de las pruebas selectivas para TUF la única luchadora que reconocí fue a Roxanne Modafferi, así que me posicioné, como fan, a su lado. Todos hubieran hecho lo mismo porque es imposible no sentir simpatía por una luchadora que hace la entrada llevando gafas, se presenta al pesaje oficial “cosplayada” de power ranger o te hace un kame-hame en el video promocional.
¿Cómo diablos no vas amarla? ¡Roxanne es lo más!


Roxanne sonríe a menudo, de ahí el apodo de la “happy warrior” (a diferencia del 90% de luchadoras que siempre parecen enojadas o dispuestas a arrancarte la cabeza) y disfruta mezclando, si puede, la realidad con la fantasía de videojuegos o cultura popular. Se nota que se lo pasa bien y lo transmite.
Sus videos promocionales previos a un combate son maravillosos: te cuenta que tiene un nuevo ataque secreto o dice que espera que el combate sea una “epic battle”.


Durante años se ha rumoreado que la WWE, empresa líder de wrestling-entertainer quiere fichar a la luchadora Ronda Rousey… maldita sea, ¡fichen a Roxanne Modafferi!


La historia de Roxanne Modafferi en TUF es una maravillosa historia de reivindicación personal. Modafferi ya estuvo en una edición anterior de TUF y -según ella recuerda- cayó estrepitosamente en su primer combate. Ahora, tras su exitoso paso por la empresa de MMA femenina, Invicta FC, Roxanne es seleccionada la nº1 de TUF. Y su combate más importante fue su primer combate. Allí se emocionó con la victoria más que si hubiese ganado el torneo.  Luego pasó rondas y llegó a semifinales, donde una motivada (y dentro de su peso) Sijara Eubanks la apeó del sueño.



Nico Montaño, la underdog
Nico Montaño, con Ñ pese que a UFC escriban Montano, fue seleccionada como la nº 14 del torneo (14 de 16, amigos). En su primera pelea, destrozó los sueños de Lauren Murphy (3), algunos -entre ellos yo- le dimos el mérito al karma. Luego derrotó a Montana Stewart (6) -ahora llamada Montana De La Rosa- y algunos -entre ellos yo-, le dimos el mérito a la suerte. En semifinales, Nico se enfrentó a Barb Honchack (2) y, ah… amigos… la ganó.
Nico Montaño pasó de ser la nº 14 a ser finalista tras tumbar a dos de las favoritas del torneo. Menuda outsider.


En la final, en un evento en vivo del 1 de diciembre de 2017, su rival iba a ser Sijara Eubanks...
Montaño, de azul, en un careo promocional con Eubanks, de verde.


Pero Eubanks fue retirada del torneo por temas de salud y reemplazada por… ¡Roxanne Modafferi!

¿No les parece todo esto algo maravilloso? ¡Qué melodrama shakesperiano!


Así pues, la sorpresa del torneo Nico Montaño (14) se enfrentó en la final a la favorita del torneo, Roxanne Modafferi (1) por el título flyweight de UFC


Roxanne Modafferi entrando a una “epic battle” con sus gafas.


Las casa de apuestas, que saben mucho más que yo, dieron como favorita a Montaño y como underdog a Modafferi. No negaré que me sorprendió. Pero el resultado final, tras cinco asaltos (“epic battle”), Nico Montaño ganó por decisión unánime y se coronó primera campeona femenina de la división flyweight de UFC.


Mientras a Nico la entrevistaban, salió la abuela a abrazar a su nieta y la madre a grabar el momento con el móvil (¡en vertical no, señora!)
Roxanne abrazando a la campeona Nico Montaño


Me lo pasé muy bien siguiendo el torneo TUF y haber podido asistir al “nacimiento” de una nueva división femenina de MMA en UFC.
A día de hoy, Nico Montaño (flyweight) se une a las otra campeonas del mundo de la empresa: Rose Namajunas (strawweight), Amanda Nunes (bantamweight) y Cris Cyborg (featherweight).


Desearle a Nico Montaño muchas exitosa defensas del flamante título, en especial en esa pelea pendiente contra Sijara Eubanks.


Otras reflexiones serias sobre MMA femenina:
En la cima (cuando Joanna Jedrzejczyk perdió el título)


Historias de la biblioteca con guiños a las MMA


domingo, 5 de noviembre de 2017

En la cima

Cuando hagan listas de mujeres que han hecho cosas extraordinarias (la mayoría de las veces en un mundo de hombres) no se olviden de Joanna Jedrzejczyk.

La luchadora de MMA, cuyo reinado llegó al aplastante récord de 14-0 (catorce victorias y ninguna derrota) fue, sin lugar a dudas, la mejor luchadora del mundo en su categoría.
Campeona de la categoría strawweight de UFC desde UFC185 (14 de marzo de 2015) al derrotar a Carla Esparza, el gran mérito de Joanna Jedrzejczyk no fue sólo lograrlo, sino su tenaz, obstinada y sacrificada lucha por mantenerse ahí.
Pero desde la cima, sólo hay un salida...

ufc217_roseNamajunas (1).jpg
Así que tampoco olviden a Rose Namajunas, la luchadora que el 4 de noviembre de 2017, en UFC217, la derrotó y se convirtió en la nueva campeona del mundo de la categoría strawweight de UFC.
ufc217_roseNamajunas (2).jpg



Anteriormente en el blog:
· Ronda Rousey pierde... otra vez

lunes, 9 de octubre de 2017

La parienta ofendida y otras invasiones

Estaba yo en el velatorio, tomándome un respiro de frases banales sobre la brevedad de la existencia, cuando veo a una señora salida outtanowhere que cruza la sala a grandes zancadas y se planta ante mí.
- La última vez que nos vimos -dice-, te pregunté quién eras y me dijiste adiós y te fuiste.
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Anteriormente…
Según parece, esa mujer y el que escribe coincidimos tiempo atrás en un acto social con medio centenar de personas. El 98% de los allí reunidos me eran absolutos desconocidos. Según dice ella, se me acercó y sin mediar saludo ni presentación previa, me abordó con:
- ¿Y tú quién eres?
A lo que yo, siempre según ella, me limité a decirle adiós y a largarme.

No recuerdo ese encuentro, pero no lo niego porque esa reacción de huída precipitada ante el abordaje de un desconocido es algo bastante propio de mí.
Diría más, si mi respuesta fue un “adiós”, como ella sostiene, debo reconocer que me mostré particularmente educado ese día. Hubiera podido responder: “¿Y quién eres tú?”  o “¿Y a ti qué te importa?” o ignorarla por completo.
Esa técnica de “dejar en visto/oído” a las personas desconocidas que me hablan, la estoy perfeccionando. No hace mucho, un tipo me abordó en plena calle para preguntarme acerca de la antena de su piso y sí, según yo veía, el cable estaba suelto o enchufado allá arriba, dos pisos por encima de nuestras cabezas. Imaginé que era algún tipo de distracción o encerrona para robarme (algo bastante habitual en nuestros días) así que me limité a mirarlo a él con la mirada de Ronda Rousey y no mediar palabra alguna.
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La mirada de Ronda Rousey (por Ronda Rousey)
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Aunque a mí me queda más bien así

He tardado muchos años (y mucha angustia) en descubrir que a la mayoría de la gente el silencio le incomoda. Por eso la gente suele decir tantas estupideces. Pero como yo vivo replegado hacia dentro el silencio no sólo no me incomoda sino que lo prefiero. El tipo del cable, o el ladrón o lo que fuera, optó por cruzar la calle y abordar a una señora que venía de la frutería (algo que deduje porque, aunque llevaba una bolsa de plástico de la zapatería, de la gran bolsa con el logo del zapato, asomaba un apio).

En otra ocasión, me encontraba yo dentro de mi vehículo esperando detrás del volante, cuando un tipo desconocido que venía por la acera, se planta ante la puerta del coche, la abre y dice:
- ¿Te puedo hacer una pregunta?
Le cerré la puerta con tal ímpetu que si llega a meter la mano se la rompo.
¡Menudo susto me dio ese hijoputa!

¿Por qué estas invasiones del espacio personal?
A mí nunca-jamás-en-la-vida se me ocurriría ir a abrir la puerta de un coche con un desconocido dentro.
Como nunca se me ocurriría abordar a un viandante desconocido y preguntarle sobre el cable de la antena de mi piso.
Como nunca abordaría a un desconocido con un ¿y tú quién eres? así, a bocajarro.
¿QUÉ PUÑETAS LE PASA A LA GENTE?


Pero, volvamos al velatorio...
- La última vez que nos vimos -dice-, te pregunté quién eras y me dijiste adiós y te fuiste.

Era evidente que la señora estaba ofendida. Y lo estaba desde ese remoto día.
Y, como ya habrán deducido, yo me quedé en silencio.
Rompió el silencio un señor, también desconocido para mí, que se acercó, le puso la mano en la muñeca mientras decía algo ingenioso para romper la tensión silenciosa:
- Porque debía tener prisa, mujeeeer -lo dijo así, alargando la e.

Llegó entonces un tipo un mallas de running (¿Quién carajo va en mallas a un velatorio? ¡Holy shit!) y se plantó allí, se formó un corrillo de gente y volvió la avalancha de tópicos de velatorio acerca de la fugacidad de todo, las preguntas morbosas acerca del sufrimiento del finado o la lista interminable de otros parientes a los que han ingresado/operado recientemente.

En mi mundo -un mundo imaginario en el que me siento seguro- esa señora, ese remoto día, se hubiese acercado y empezado así:
- Hola. Yo soy Tal. Soy prima de A, tía de B, nieta de C, hermana de D… -o el parentesco que corresponda y así crear un zona comuna-. ¿Y tú quién eres?
Pero abordar directamente al otro me parece ofensivo. Así que si la señora esperaba un disculpa por no haberle respondido ese día… YO AÚN LA ESPERO AHORA porque sigo sin saber quién es y -francamente- creo que puedo vivir hasta el próximo velatorio sin saberlo.

He dicho.

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El velatorio (Ulpiano Checa)



domingo, 6 de agosto de 2017

La madre del Gamer

Antes de abrir la biblioteca el Gamer ya estaba allí.

El Gamer es un chico paliducho de unos siete años que se pasa el verano en los ordenadores de la biblioteca. Según las tablas de Moisés (el reglamento de la biblioteca) solo los mayores de 9 años pueden estar solos en las instalaciones. Pero cuando se informó de ello a la madre del Gamer, ella fingió no entender ni una palabra en nuestro idioma (lo cual debe ser engorroso para su trabajo de camarera en el restaurante chileno de la esquina).


Esta mañana, a las 10:15, la madre del Gamer ha entrado en la biblioteca y se ha dirigido a la zona de los ordenadores infantiles. A esa hora sólo estaba el Gamer jugando allí desde las 10:01 (abrimos a las 10, como ya habrán deducido). Yo estaba en el mostrador, escuchando a la señora mayor que sólo lee novela negra y necesita spoilear las tramas de todas sus lecturas, cuando he oído el ruido de una bolsa de patatas fritas abriéndose.
Debido a mi trabajo en la biblioteca he desarrollado algo así como un tercer sentido para identificar paquetes de comida abriéndose a dos pisos de distancia. He lanzado un vistazo hacia la zona de los ordenadores, pero la madre del Gamer estaba plantada de espaldas a mí y me tapaba la visión del niño comiendo. Y sabía que estaba comiendo porque le oía masticar.
-Disculpe - he dicho levantando el dedo como leve protesta.
La madre del Gamer no se ha movido, pero por detrás de la estatua ha asomado la cabeza del Gamer con los mofletes hinchados mientras hacía crujir el contenido de su boca.
- Y entonces va a su casa y la mata y todo es sangre - iba contando la señora mayor que como tiene tiempo se lee todas las novedades pero como no tiene amigas lucidas no puede destripar sus lecturas a nadie más.
- DISCULPE - he lanzado mi voz hacia los ordenadores de nuevo.
Entonces he oído a la madre del Gamer decir:
- Deprisa, deprisa.
Eso ya era demasiado. No sólo me aparca el niño solo allí, sino que le viene a traer comida a escondidas para que no tenga que dejar la partida. Pero la gota que ha rebasado el vaso de mi paciencia es que la señora tapaba con su cuerpo al niño comiendo. Es decir que ya sabía, o le parecía, que sentado en los ordenadores de la biblioteca no se debía comer, pero estaba allí apremiando al niño que comiese deprisa-deprisa, y procurando que yo no lo viese.
Me he levantado del mostrador y me he dirigido hacia allí dispuesto a desatar la tormenta del siglo (todo lo contrario de lo que hay que hacer según los manuales de mindfulness, empatía social y civismo avanzado. Pero hay momentos en la vida que hay que dar un puñetazo en la mesa y decir: ¡BASTA!)


Puedo entender a la gente que se emociona en la charla y no se percata que están hablando demasiado alto la biblioteca.
Puedo entender a la gente que se despista y olvidan bajar el volumen de su móvil.
Puedo entender los que devuelven un libro tarde porque la realidad te distrae.
Puedo entender a los que les sucede algo, una alegría o una desgracia, y ante tal avalancha de acontecimientos, pensar en devolver el libro a la biblioteca no es prioritario.
Pero los que se ponen a comer en los ordenadores de la biblioteca son unos guarros y punto.


- Disculpe, aquí no se puede comer -digo.
- No estoy comiendo -dice ella.
Miro al Gamer. El Gamer con la boca llena y restos de patatas fritas alrededor de la boca, en la camiseta de la patrulla canina y a sus pies, mira a su madre.
- Solo ha comido una -dice.
- ¿No ve que se pone todo perdido de comida y es asqueroso? - le digo a la madre del Gamer.
- Es solo un niño pequeño, él no sabe.
- ¡SE LO ESTOY DICIENDO A USTED!



Cuando he vuelto al mostrador, la señora mayor que lee novela negra ya había terminado con Pierre Lemaitre y ahora destripaba lo último de John Connolly.
._.



Notas al pie
“algo así como un tercer sentido” es un guiño a una frase de Homer J. Simpson

Como el Gamer no se había registrado en FRIV perdió la puntuación.

La señora mayor que sólo lee novela negra suele traernos galletas.

miércoles, 21 de junio de 2017

Las MMA como metáfora de la vida con poema

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Me vinieron a la mente estos versos de Gil de Biedma tras ver lo ocurrido en el show de UFC Fight Night 111 (en Singapur, el pasado 17 de junio).

Les pondré en situación:
En el main event (combate estelar, a 5 rounds de 5 minutos) Holly Holm (ex campeona y nº 5 del ranking) se enfrentaba a Bethe Correia (nº 11 del ranking).
En las dos primeras rondas, ambas luchadoras se mantuvieron a tanta distancia que el público empezó a mostrar su descontento. El árbitro intervino y les recordó -supongo yo-, que habían venido a pegarse.

Holm siguió rehuyendo el enfrentamiento y Correia empezó a perder la paciencia y le salió la vena bravucona (algo muy habitual en este deporte). De hecho, a uno de sus habituales ataques intimidatorios le saqué un bibliomeme que quizás los más viejos del lugar aún recuerdan:
La bravucona Correia (derecha) ante una impasible Rousey (que ilustra la voz de bibliotecaria)

No les voy a describir lo que ocurrió cuando Correia se puso chula y Holm le respondió. Lo pueden ver en este vídeo, de apenas 20 segundos, que da más lecciones para la vida que toda la sección de autoayuda de la biblioteca.



Holly Holm tenía previsto que, tarde o temprano, Bethe Correia perdería la paciencia si se limitaba a evitarla. Y así ocurrió. Correia, impaciente, bajó la guardia y cayó de un golpe certero.

La vida, como Holm, viene a recordarnos que “va en serio” cuando estamos haciendo grandes aspavientos y nos dejamos llevar por el exceso de confianza y la chulería. Y al igual que Correia, nosotros, como bien dijo Gil de Biedma, lo comprendemos demasiado tarde.

._.

¿Sorprendido que hable de MMA? Lee el artículo sobre Ronda Rousey en episodios anteriores de este blog