sábado, 27 de enero de 2024

La muerte tenía un precio (1965)




El film inicia con esta sentencia...
Que podría ser "La otra peli nos fue bien, así que hacemos otra de lo mismo y verán que chula es". Y sí, lo es.


El éxito de Por un puñado de dólares llevó al equipo a repetir la jugada y a subir la apuesta. La muerte tenía un precio (mis dieses al traductor del título) es más extensa y tiene, si cabe, tipos más carismáticos.


Está Lee Van Cleef, que ya en la secuencia inicial, se nos presenta haciendo parar un tren donde no tenía previsto parar (y el vagón con el caballo se para JUSTO en la zona de la rampa para ganado de la estación).


No tarda en aparece Clint y el poncho. Y en una secuela de la peli anterior, no usa en el inicio la mano derecha para nada (bloquea puñetazos y los da con la izquierda).

Y luego reaparece Gian Maria Volonté. Aquí es "el Indio" pero podría seguir siendo "Rojo", el de la peli anterior. Y reaparece el grandullón Chico (y viste igual que en la otra película porque total... ¿Quién va a darse cuenta?).

Clint y Lee tiene una mítica secuencia de provocaciones y disparos a los sombreros que termina con una alianza que todos los espectadores ya hemos deseado de antes.

Y luego está el robo al banco. Y aunque son malvados, el ingenio del robo es tan audaz que uno se siente cómplice y por un momento olvida que son los malos y se sube con ellos.
Hasta que nos reubicamos y volvemos con los buenos.

El detalle de la culata de la pistola

 
Apenas tiene diálogo, pero Klaus Kinski, el malvado de la chepa, es tremendo.
Solo su presencia ya resulta perturbadora y se pone a la altura de carisma de su antagonista.



Si quieren buscarle pegas a la película les diré las mías.
Algunas escenas son demasiado largas. 
Y el film inicia cosas que luego nunca llega a profundizar:
Al iniciar, Lee Van Cleef lee la Biblia. Luego hay un guiño cuando arranca el primer cartel de "Se busca" pero nunca más hay una referencia. 
El matrimonio que lleva el hotel donde se hospeda Clint, con la matrona intentando hacerse ver, y el marido "que no se entera de nada" y el niño que le cobra a Clint por todas las "novedades". Yo quisiera ver más de ellos...
Y el pueblo aquel de final, donde no les gustan los forasteros. ¿Cómo se acomodó Lee van Cleef ahí?


Ennio Morricone también repite y sube su apuesta. Aquí con el tema musical del reloj, que es la obsesión del Indio (genial Gian María Volonté como desquiciado) y a la vez la nostalgia por el personaje de Lee Van Cleef.



La muerte tenía un precio (Per qualche dollaro in più; 1965) dirigida por Sergio Leone.

El duelo final es el mejor, por la trama, por cómo se cierra y, simplemente, por la puesta en escena. Leone un artista en dónde ubicar la cámara y cómo hacer un encuadre 


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