domingo, 26 de febrero de 2017

Cuando haya que leer un novelón clásico

Jean Valjean sale de la cárcel tras una larga condena. Un cura rural lo acoge, le da de comer y un techo. Esa noche, Jean roba los cubiertos de plata y huye. Lo atrapan y lo devuelven al capellán para que lo denuncie. El párroco afirma que fue él quién le regaló esa plata y le regala también los candelabros. Jean Valejan, con el dinero, empieza una nueva vida…

Así recuerdo yo que empieza Los miserables el novelón de Víctor Hugo. Es una historia estupenda. La leí en su totalidad hace años. Antes pero, me acerqué a ella despacio: creo que vi una película, una mini serie de televisión y hasta el famoso musical. No recuerdo el orden, pero sí sé que NO empecé con el libro.



Cuando viene una criatura a la biblioteca con la OBLIGACIÓN de leer un libraco, siempre dejo caer que existe una película o que se puede encontrar una forma “alternativa” de acercarse a la historia.
Todo el mundo dice que hay que leer el libro antes de ver la película. Quizás… pero también hay mucho talibán con esto de la lectura.
Yo sólo digo que leer por obligación es un error si el objetivo es fomentar la lectura.

Thenardier es otro personaje de “Los miserables” que adoro. Era soldado y se dedicaba a robar a los cadáveres. Un día carga con el cuerpo de un coronel para desvalijarlo con más intimidad, pero el jefazo resulta estar sólo herido y recompensa a Thenardier, pues cree que le salvó la vida, alejándolo del tiroteo. Thenardier vivirá el resto de su vida de esa falsa “heroicidad”.

Agarrar un novelón y empezar de cero puede ser muy canónico, pero es muy duro. (No tanto como tener que vender el cabello y los dientes para sobrevivir, como Fantine). Y más, con esas novelotas del XIX cargadas de personajes y páginas. Ver la película NUNCA será como leer el libro, pero pondrá rostro a los personajes y te pondrá una barandilla de seguridad: sabes de qué va, cómo arranca y a dónde va.
Si la historia es buena, la película no será suficiente.

Y un consejo para acabar:
-Deberías dejar los libros y mirar más debajo las faldas, siempre hay cosas interesantes.
Le dice un amigo al Marius Pontmercy de Los Miserables. Hagan caso a Víctor Hugo, no sean miserables :p


viernes, 10 de febrero de 2017

Josafat

Aprovechando la efeméride (@AnyBertrana) me decidí a leerme “Josafat”, la obra más conocida del autor más conocido de la desconocida población de Tordera.

Salen prostitutas.
(La bonita población de Tordera, que lleva el nombre del río que le moja los pies es conocida entre muchas otras cosas eruditas, culturales, agrícolas y mercantiles, por la numerosa presencia de locales de muchachas de moral distraída).


Prudencia Bertrana, en “Josafat”, no dice prostitutas nunca, sino “bagasses”, un ejemplo del rico léxico que pueblan esta novelita (por breve) del autor de Tordera.

“Josafat” me recordó al “Nuestra Señora de París” de Victor Hugo (obra más conocida por su personaje principal, Cuasimodo: el jorobado de Notre Dame). Josafat no es jorobado, pero también es campanero y vive aislado y recluido de la sociedad. Y también se enamora, y también siente la lujuria y la pasión.
Tanta lujuria que la obra debió de escandalizar en la época. Leo en los textos que complementan la obra, que en la primera versión, Josafat era sacerdote…
Pero tras el Marques de Sade nada puede ser llamado lujurioso sin quedar a años luz.


Encontré en el Archivo de RTVE (uno de los mejores lugares donde perderse) una adaptación televisiva realizada en 1976. Dirigida por Mercè Vilaret y adaptada por Josep Mª Benet i Jornet y con el cantautor y actor Ovidi Montllor haciendo de Josafat. Ovidi pone la misma cara retraída y temerosa que ya usaba en la sórdida y ancestral “Furtivos” (Jose Luis Borau, 1975). 

 Àngels Moll es "Fineta" y Ovidi Montllor es "Josafat"

El Josafat de Bertrana pero, era o así me lo imaginé yo, un tiparraco grandote y bestial, capaz de hacer humedecer las ganas de pasión de una “bagassa” y Ovidi es un mequetrefe pequeño y poco probable que pudiera sacudir las campanas y menos aún a una chica de moral distraída como la que le persigue.
La pobreza de medios de la adaptación es tal que en lugar “película” habría que definirla como obra de teatro filmada. Y como estamos en 1976 cuando se rueda, olvídense ustedes de orgías en el campanario y desnudos por las escaleras (detalles lujuriosos que sí leemos en “Josafat”).


Este año que estamos de efemérides de Prudenci (y de su hija también escritora: Aurora Bertrana) es un buen momento para leer “Josafat”.

martes, 7 de febrero de 2017

Aimane: Akuma na Kanojo wo Produce


Souta Inui es un manager en la agencia de talentos Megapro.Y su objetivo es reclutar chicas para convertirlas en idols. Accidentalmente establece un contrato con una agresiva chica demonio que está obligada a convertirse en la idol nº 1 de Japón.


Entretenida y típica historia de chico tímido fascinado por chica violenta. La excusa de “convertirse en idol” permite las situaciones ecchi tópicas: vestuarios, baños, piscinas, probadores, lencería,… Es simpática pero decae al final, con la aparición de un personaje innecesario en un intento (parece) de alargar una historia.


Titulo Aimane: Akuma na Kanojo wo Produce
Autor Makoto Sakurai
Año 2013  - 13 capítulos. Finalizado

Comedia, Ecchi,  Sobrenatural