"Dos tipos se han peleado por una mujer, que encima está delgada."
Los ojos dejan huellas
1952
Dirigida por José Luis Sáenz de Heredia
España; 100 minutos
Cine negro. Drama. España de posguerra.
Martín (Raf Vallone) un vendedor de calle de perfumes cena en un bar. Un tipo, achispado por el alcohol y la perspectiva de una noche con su amante, le saca de quicio. Resulta que el tipo molesto es Roberto (Julio Peña), antiguo compañero en la facultad de Derecho.
Martín, cabreado con el mundo y victima del infortunio, se despide dándole un buen puñetazo a Roberto. Pero luego, decide llevarlo hasta su casa. Allí conoce a Berta (Elena Varzi), la esposa de Roberto. Roberto se fija en las miradas y decide usar a Martín como tapadera para verse con su amante.
Cuando Martín se ve envuelto en un asunto le pide ayuda a Roberto que, magnánimo a cambio de dinero, le ayudará. O eso parece. Martín trama un complicado plan para vengarse y recuperar dinero y posición.
Elena Varzi, la escopeta y Raf Vallone |
La película nunca lo menciona, así que para poner algo de contexto, Martín estuvo en el bando perdedor de la Guerra Civil. Por ello su fulgurante futuro en la Facultad de Derecho se vio truncado de repente. Por ello se siente "victima" del infortunio. Por ello quiere "recuperar" su posición.
Y por ello usará a Roberto, un vivales que fue uno de esos que ganó la Guerra. Alguien que lo ha tenido todo y ha podido vivir despreocupado. Y engañar a su esposa Berta.
Hablando de esposas, Raf Vallone y Elena Varzi estaban casados y vinieron en pack en esta coproducción hispano-italiana con dirección de Sáenz de Heredia.
Alto ahí, policía. ¿Ha visto usted al de la foto? |
Al director de esta película, José Luis Sáenz de Heredia se le recuerda por ser el director de Raza, ese película escrita, bajo seudónimo, por el propio dictador español Francisco Franco.
Rodando a las puertas del Palacio del Pardo (la residencia del Caudillo Franco) |
Sáenz de Heredia también era pariente de José Antonio Primo de Rivera. Con semejantes credenciales, es comprensible que su obra esté bastante arrinconada. 😅 Pero tiene películas interesantes, y ésta es una de las más remarcables.
El guion, del interesante y poco reconocido Carlos Blanco, es bien turbio. Diría que los tres vértices del triángulo amoroso presentan personajes "malvados". Aquí todos engañan para su propio fin y hasta podríamos decir que las mentiras de Roberto a su esposa para irse con la amante son, al final, de las más inocentes. Martín primero y Berta después, traman maquiavélicos planes para atrapar a a sus presas.
La película también es una cápsula del tiempo del Madrid de los años 50. Del Madrid de la clase alta, se entiende. Con referencias al Café Gijón o a la sala de baile de moda, el Pasapoga (dato inútil: el nombre del local era un acrónimo de los apellidos de los propietarios: Patuel, Sánchez, Porres y García).
Y cápsula del tiempo del cine español de los 50. Sea cual fuera el género o la trama de la película, NO PODÍA FALTAR un momento de cante y baile con folclórica.
Otro detalle simpático es que Raf Vallone, en su afán de imitar el cine negro de Hollywood, y a Bogart en particular, se pasa más de la mitad de la película metido dentro de la gabardina (en la calle, en el coche o dentro de las casas).
Aquí, echando una carta al buzón |
Del humor de la película se encarga el personaje del policía joven, interpretado por Fernando Fernán Gómez. Tiene las réplicas más chistosas y los únicos momentos cómicos de un film de cine negro made in Spain.
Una de esas "Españoladas maestras".
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