"El bosque está gritando"
El joven Ashitaka es infectado por un jabalí diabólico. Debe abandonar su pueblo e ir a buscar al Espíritu del Bosque y así, quizás, modificar su destino fatal.
En un asentamiento donde se forja hierro, se verá envuelto en una guerra entre humanos y los Dioses del Bosque. Y conocerá a la princesa Mononoke, una chica humana criada por una loba.
Aunque la historia parece situarse en un pasado lejano, con la presencia de Dioses del Bosque con forma de animales gigantes, a nadie se le escapa la metáfora con el presente: la desforestación, la explotación de recursos minerales, la ambición humana y el empeño en guerrerar.
Y esa idea de "matar a los Antiguos Dioses". Acabar con las creencias en la Naturaleza y el Espíritu del Bosque.
Estamos ante un de las películas más duras de Ghibli. E incluso cruda por momentos. Aunque al final, todo florece...
En ningún momento la película posiciona a unos personajes de buenos, y a los otros de malos. El monje que "roba" la cabeza, en el fondo, es un tipo simpático y carismático. Y no uno de esos malos, algo cómicos, de otras películas de Miyazaki (los piratas de Porco o Laputa).
Ashitaka y su deseo de "mirar al mundo con unos ojos sin odio" es nuestro protagonista, pero él también duda y "aparentemente" va de un bando a otro. En verdad es fiel a sí mismo.
Por cierto Ashitaka parece tener un origen en el diseño de Shuna, El viaje de Shuna
Mononoke se roba el protagonismo cuando aparece
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