viernes, 6 de octubre de 2023

La ley de Lidia Poët

La primera mujer abogada de Italia

Lidia Poët parece una Enola Holmes adulta. Con la diferencia que Enola Holmes nunca fue real. Ni siquiera es canon holmesiano. Y Lidia Poët sí existió.



1883. Torino. Lidia Poët es una mujer abogada. Tiene que acreditarse continuamente y aún así, no la toman en serio. Es más, hay una campaña en su contra que provoca que a los 15 minutos del capítulo esté sin trabajo y sin casa.

La abogacía, un mundo de hombres


Su hermano, también abogado, la acoge a regañadientes en su casa. Cuando el caso criminal en el que trabaja Lidia se complica, el hermano no quiere ayudarla.
Tras conocer a su cuñado-periodista, Lidia Poët, sola contra el mundo y against all odds, resolverá el caso.
El 'cuñao', Lidia y su hermano
(Eduardo Scarpetta, Matilda De Angelis y Pier Luigi Pasino)



Lo primero que destaca de esta serie de producción italiana es el vestuario.

Ambientada en "la capital de la moda", los personajes salen SIEMPRE como un pincel acabado de sacar de la caja. Elegancia, detallismo y pulcritud. Y ni una mota de polvo, oiga.

En las escenas de exterior, mientras Lidia se dirige diligente a algún sitio, pasean a su alrededor decenas de personas, todas muy elegantes y sin prisa alguna. Gente ociosa y que pasea para matar el tiempo y hacer bulto en la escena.


"Holmes y su Güatson"


Lidia Poët es una abogada, a lo Perry Mason, que le va más la investigación de calle que el papeleo burocrático. Propone usar las huellas dactilares para esclarecer un crimen, algo tan moderno que provoca risa en el abogado-fiscal e indiferencia en el juez de instrucción. 
Hoy nos resulta inocente y simpático que cuando el juez le pasa la carpeta con las "fotografías" del escenario del crimen (OBVIO) no son fotografías sino dibujos coloreados. 

Con la pobreza de medios de la época, resulta conmovedor que pudieran descubrir y resolver alguna cosa.



Mi momento favorito es el encuentro entre Lidia y el cuñao-periodista.
La primera noche en casa de su hermano, Lidia baja al salón. Se sirve una copa y le asaltan recuerdos amargos de su padre así que lanza vaso y bebida contra el retrato del progenitor. Susto tremendo se lleva Jacopo  que estaba ¿dormitando? en el sofá frente al cuadro.

Algo que también destaca, aparte de la elegancia en el vestir, es el alcohol. No llegamos a los extremos de Dallas, donde un Ewing siempre tenía un vaso, medio lleno o medio vacío, en la mano. Pero aquí se bebe bastante.

Lidia Poët te vigila

El primer capítulo termina con un cliffhanger algo confuso. Pero con el esquema de la serie claro. 

Ahí está Lidia Poët, too cool for this world


Un PERO a la serie podría ser el poco interés detectivesco de los casos. No hay un gran misterio irresoluble, más bien los casos solo son el escenario, casi la excusa para lo demás. Ejemplo de ello es el capítulo en que el ex de Lidia resulta ser el culpable. ¡Se echa de menos un careo entre los dos!

El triangulo amoroso se sostiene porque incluye a los dos personajes más carismáticos (Lidia y el 'cuñao').

Fallando en lo detectivesco, siendo correcto el romance, lo que sobresale es el empoderamiento femenino. Lidia Poët es punta de lanza para reivindicación y justicia.

Si todo ello sirve para descubrir a la auténtica Lidia Poët, bievenido.




Lidia Poët sí existió en verdad:
Lidia Poët (1855 - 1949)
La primera mujer abogada de Italia


La ley de Lidia Poët (La legge di Lidia Poët)
Serie. Temporada 1 (6 episodios 1h)
Netflix

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