viernes, 14 de enero de 2022

Recuerdo de una noche

Recuerdo de una noche (Remember the Night; 1940) dirigida por Mitchell Leisen. Y protagonizada por Barbara Stanwyck y Fred MacMurray.

Estrenada el 1 de enero de 1940, y con guion de Preston Sturges (ganador de un Oscar por El gran McGinty), Remember the Night es una película de "persona mala que se vuelve buena por el poder de la Navidad" (y el the Night del título entiendo yo que es La Noche; la de Nochebuena...).

Primero, y antes de nada, los momentos incómodos y así luego podemos disfrutar del comentario. 
Es algo incómodo ese cómico personaje del criado negro y desde luego, ésta es una película no apta en China:

Y al pasar la frontera: "¿Algo que declarar, señor?"
._.

Remember the Night es una película dickensiana (hehe). El personaje de Barbara cambia por el efecto 'Navidad' al adentrarse en la calidez de un hogar (algo que ella, a 25 km de esa casa en su juventud, nunca disfrutó por culpa de una madre tiránica). El personaje de Fred, huérfano de joven, se afanó en trabajar y estudiar hasta dejar el pueblo rural (sin iluminación en las calles) para ser fiscal en la gran ciudad. Y está ese huérfano que vive en la granja y que las dos mujeres mayores explotan laboralmente.

Ese mágico cambio navideño entre personajes distanciados que, poco a poco (noventa minutos de película bastan) se encuentran, es un argumento cliché...


... pero ahí está la maestría de un director (Mitchell Leisen) en equilibrar una película que no es una comedia romántica (solo) ni un melodrama (solo). Ni tampoco una road-movie (con vaca incluida). 
Quizás Mitchell Leisen no sea famoso por ninguna película. Quizás nunca aparezca en un top de directores. Quizás solo fuera un artesano, en el mejor sentido de ese adjetivo.
Leisen no añadió nada al guion de Sturges, pero sí cortó alguna filípica de algún personaje. Se salvó el alegato del abogado al inicio, que casi nos representa Shakespeare completo.
Los cortes, obvio, no gustaron al guionista. 
Pero lo breve si bueno, dos veces bueno.

La presentación del personaje de Bárbara es tan breve como definitivo. Roba una joya en la Quinta Avenida, intenta venderla en una casa de empeños de la Tercera. Le cierran la puerta, elipsis maravillosa y ya estamos en el juicio. ¡Pam!

Mitchell Leisen y el director de fotografía (y luego también director) Ted Tetzlaff componen algunos encuadres estupendos. Mi favorito es la escena del piano:
Todos los personajes en un mismo plano, superpuestos como en capas y no apelotonados, al contrario crean profundidad.

La madre mirando a la "perdida" de su hija tras echarla (otra vez) de casa.

Y el habitual uso del espejo para mostrar la dualidad entre "lo que se dice" y "lo que en verdad se siente".

Como era habitual, Edith Head se ocupa que todos vistan elegantemente y es de suponer que tenía varios sombreros preparados para que se los comiese la vaca. ¡Hablemos de la vaca!

Barbara Stanwyck empujando una vaca es algo que ni yo, ni Barbara, (ni la vaca) olvidaremos jamás. 
Como tampoco se puede olvidar (quien la haya visto) la pulsera de tobillo que luce Barbara Stanwyck en Perdición, obra cumbre del cine negro, donde coincide de nuevo con su pareja de reparto aquí: Fred MacMurray. 

La vaca, y el señor de "la América profunda" con su rifle y su ley, son personajes atemporales. 


Al señor del rifle le molesta que le hayan ordeñado la vaca (ni que fuera First Cow) y que le hayan roto la valla. Excusas, lo que le molesta es que "vengan de otro estado" y que no estén casados. El redneck pueblerino garante de la moral y a la vez, suspicaz ante los urbanitas de ciudad que toman como suyo, propiedades ajenas. Como dije, es tan clásico que es atemporal.

Junto a Stanwyck y MacMurray hay otro nombre en el cartel promocional: Beulah Bondi (la verán ustedes en ¡Qué bello es vivir!, Caballero sin espada o Dejad paso al mañana). Aquí interpreta a la afable madre que ha visto como su hijo se hacia un hombre y ahora teme que una buscona le arruine la vida. La mujer se ha quedado en la granja familiar con su hermana que una vez, durante un verano, se le pasó por la cabeza casarse. 
Hay un detalle que quisiera subrayar. Cuando la tía ofrece su vestido de novia (sin estrenar) para el baile, lo saca de un caja cubierto con una hoja de periódico cuyo titular dice que Teddy Roosevelt no se presentará al tercer mandato.
Eso sirve para que los espectadores (de la época) sepan cuánto tiempo hace que se guardó el vestido (Roosevelt fue presidente de 1901 a 1909). 
Si han leído "Grandes esperanzas" (de Dickens) entenderán porqué destaco el detalle del vestido de novia y el paso del tiempo 😏


Y para ir acabando...

Hablemos del momento drama queen:

Y de otro momento que tod@ cinéfil@ reconocerá:

Lo que el viento se llevó se estrenó en 1939, justo cuando se estaba rodando Remember the Night. ¿Plagio? ¿Coincidencia? ¿Guiño?

Y ahora hablemos del final...

La ladrona Barbara Stanwyck "arroba mi kokoro", así que -confieso- quedé muy sorprendido con ese final católico que separa a los amantes porque ella debe cumplir condena por algo que hizo hace tiempo (90 minutos de película antes). 
Esperaba un final "aparejado", por encima de todo, justicia incluida, porque millones de "inyusticías" sufrimos ya (que nos rompan las vallas y ordeñen nuestras vacas los urbanitas) para que, encima, en la ficción los amantes no acaben juntos.

Que sí, que al salir de la cárcel tras haber cumplido condena se reencontrarán y serán felices para siempre pero, bien sabemos, que el mundo está lleno de tentaciones...


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