viernes, 28 de enero de 2022

El bazar de las sorpresas

El bazar de las sorpresas (The Shop Around the Corner; 1940) dirigida por Ernst Lubitsch. Y protagonizada por James Stewart y Margaret Sullavan.

Estrenada el 10 de enero de 1940, la película está basada en una obra de teatro de Miklós László que también fue adaptada a musical (She loves me) y de nuevo al cine, en 1998 por Nora Ephron (Tienes un e-mail).
Esta primera versión cinematográfica tiene guion de Samson Raphaelson (que firma guiones de otras películas de Lubitsch como Angel, Un ladrón en la alcoba o El diablo dijo no).


El bazar de las sorpresas se aleja un poco de los escenarios sofisticados y frívolos de las comedias del maestro Lubitsch. Aquí se nos presenta la vida de unos empleados de una tienda (Matuschek & Co.) en una esquina de una plaza de Budapest. 

La esquina, la calle y la tienda son escenarios en un estudio de la MGM, pero la vida late en el negocio de Matuschek. Las relaciones entre los empleados, y la de éstos con su jefe son el ecosistema donde se superpone el tema amoroso. Dos desconocidos se escriben por el Tinder de aquellos tiempos y se enamoran. Pronto sabemos -los espectadores-, que son la misma pareja de empleados que se ignora y se desprecia en su día a día.


"El espectador sabe algo que el protagonista aún no."
Esa fórmula la usaba Hitchcock para crear suspense (la fórmula y una bomba bajo la mesa). Y esa misma fórmula (sin bomba pero con explosiones de kokoros) la usaron maestros del melodrama romántico de esos años como Frank Capra o Leo McCarey.

A la fórmula, le añadía Lubitsch sus pinceladas de comedia...



Un poquito de crítica social siempre muy elegante




Y el "toque Lubitsch". Decía Billy Wilder, guionista de Lubitsch y alumno aventajado, que la maestría del "toque Lubitsch" era mostrar algo sin mostrarlo. Las puertas cerradas en Lubitsch nos cuentan muchas cosas y los personajes ausentes tiene una gran importancia. Por ejemplo: la señora Matuschek.

La señora Matuschek no aparece jamás en la película pero su importancia es decisiva para las acciones de los personajes y las consecuencias a terceros. 
Lubitsch no le hace llegar al personaje de Matuschek "sospechas" de la infidelidad de su esposa; ni al espectador. Pero de repente un detective aparece y (nos) lo dice. Entendemos entonces la tensión de Matuschek con su empleado y su posterior despido. Entendemos de dónde saca el dinero el empleado Vadas.  Entendemos que pasará cuando el señor Matuschek, abatido, entra en su despacho y la puerta se cierra tras él.

Otro ejemplo es la frase del empleado Pirovitch para describir al protagonista a su enamorada misteriosa:


Otra genialidad (de Lubitsch pero también del cine de la época) es el uso de objetos. La caja de cigarrillos musical va pasando por la película. Se nos presenta, se convierte en objeto de discordia entre el jefe y su empleado. Luego, convertida en caja de caramelos, permite que la pobre señorita Novak sea contratada. Más adelante el precio sube o baja en el escaparate. Y al final es (o no) el mejor regalo que Klara Novak hará a su -posible- prometido.


Los personajes secundarios son una delicia en Lubitsch. 
Matuschek seria una versión masculina de #LaJefa. Y un jefe que, en un momento u otro, todos hemos conocido. Su personaje sufre una transformación tras el intento de suicidio y pasa de obligar a hacer horas extras a sus empleados a invitar a cenar, en Nochebuena, al nuevo chico de los recados.

Pepi, el chico de los recados ascendido luego a vendedor, es otro secundario muy bien definido. No obviaremos que su interés capitalista le hace aprovecharse de la situación para "escalar". Comprarse un traje, un sombrero y un bastón es lo primero que hace siendo vendedor. Y por Navidad prefiere ser el "Papa Noel" de una joven (que no vemos) a cenar con sus padres.

Mucho más familiar y entrañable es el maravilloso Pirovitch, el empleado que sale huyendo cada vez que el jefe pide una opinión sincera sobre algo. (Como Pirovitch también yo he rehuido a #LaJefa con habilidad). Pirovitch (interpretado por Felix Bressart, habitual de Lubitsch) es un personaje que se alegra de trabajar hasta tarde porque eso evita la cena con unos conocidos (y el consecuente ahorro de pengos). 


Y hablemos un poco de los protagonistas: James Stewart y Margaret Sullavan que encarnan esos asalariados modestos que se ven gentiles y educados, que son algo más amargados y solitarios de lo que quisieran y que -quizás- hayan exagerado un poco sus cualidades en las cartas que se han mandado.


Mi gran momento del personaje de Margaret Sullavan es cuando entra en la tienda buscando trabajo. Y mi gran momento de James Stewart es cuando le despiden...



Buscando pegas (que no pengos) a la película quizás se alarga demasiado al final. Hace mucho rato que sabemos que ellos dos son ELLOS DOS. Y mucho también desde que el señor Kralik sabe que la señorita Novak es la chica con la que se escribe. Lo sabe cuando ya es gerente, cuando va a visitarla estando enferma y asiste al "poder transformador de su carta". Lo sabe la noche de las ventas, y  luego tras el cierre de caja y cuando por fin están solos, lo estira aún más, inventándose a un pretendiente materialista y algo feo.  

Pero son gente entrañable y cuando cae el telón de la película nos sentimos algo desamparados al tener que irnos de la tienda de Matuschek & Co.


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