viernes, 21 de enero de 2022

El viaje de Chihiro

El viaje de Chihiro (Spirited Away / Sen to Chihiro no kamikakushi; 2001) dirigida por Hayao Miyazaki.


El viaje de Chihiro está en todo tipo de listas TOP. De las mejores películas, de las mejores de animación,... Y es que tiene récords aún en vigor: Es -hasta la fecha- la única película de anime ganadora de un Oscar. 
Y fue, hasta 2020, la película japonesa más taquillera de la historia.

Viéndola de nuevo sentí que su mundo mágico era tan embriagador que por momentos me asfixiaba y me sentí -al menos hoy, al escribir esto- más próximo al otro bombazo del estudio Ghibli: Mi vecino Totoro
Dicho esto, que no importa lo más mínimo porque aquí no se trata de competir contra nadie, esbozaré algunos comentarios.

Primero quisiera hablar del coche.

El padre de Chihiro, en su viaje hacia su nuevo hogar, conduce un Audi "europeo". En Japón, como se ve en la película, se conduce por la izquierda y los vehículos llevan el volante a la derecha. 
Ignoro si fue más fácil recibir apoyo de Audi que de otras marcas o sí la elección del coche fue para mostrarnos el estatus de la familia. 
El Audi, por cierto, es 4x4 según dice el padre, que lo pone a tope por un camino sin asfaltar bosque arriba.
Quiero precisar que de coches no entiendo pero en Her blue sky la hermana de la prota conduce un Suzuki 4x4 (y japonés, con volante a la derecha).

Otro detalle del coche es que hacia el final de la película, cuando la familia vuelve "a la realidad" parece que las hierbas y el bosque ha crecido alrededor del coche que habían dejado aparcado al final del camino. Ese camino boscoso parece demasiado estrecho para girar el coche, pero cuando se alejan, no lo hacen a marcha atrás sino que, de algún modo, han girado el vehículo.

Vamos a otra cosa.

Algo maravilloso del mundo donde se adentra Chihiro es la galería de personajes. Los kami y los youkai que pululan por los baños son un repertorio sin igual de ingenio y originalidad.


El Sin Cara que adopta tics de los seres a los que engulle y aprende por ejemplos a su alrededor es fascinante. Será lo que los demás seamos: generoso o impetuoso y solo logra la paz cuando se deshace de todo lo superfluo (y todo "lo comido").

Chihiro es una Alicia en un mundo maravilloso pero como esto sigue siendo Japón, se lo toma con sorpresa primero y naturalidad después. Y avanza en su viaje iniciático de dejar atrás la infancia, con una entrega y una disciplina a su objetivo (salvar a sus padres) digna de elogio. Su valentía y su entereza son inspiradoras, sin necesidad del mundo mágico que hay a su alrededor.

Que nuevas generaciones sigan disfrutándola (aporte profesional: sigue prestada en bibliotecas) solo demuestra que si notas que ha envejecido, quizás -y digo quizás-, sea el espectador el que ya está más lejos de esa edad de kokoro.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Y tú qué opinas?