domingo, 4 de abril de 2021

Onyx, los reyes del Grial

Onyx, los reyes del Grial es un "docu-drama". 
Se emitió en el espacio propio de La2 para este tipo de documentales: Documaster. Allí se programan documentales que aparte de contar con expertos (historiadores, académicos...) que hablan a cámara, se ilustra con fragmentos dramatizados (con actores anónimos que simulan batallas o momentos cumbre de la vida del personaje histórico al que el docu-drama analiza).


La presencia en Onyx, los reyes del Grial de un par de actores conocidos ha permitido, supongo yo, que el documental haya llegado también en formato DVD a algunas bibliotecas.

El resultado de la producción es un engendro que no llega jamás a ser una ficción entretenida y que pierde casi todo rigor verosímil por culpa, precisamente, de esta "ficción" que embrutece el núcleo de la historia.

¿Y cuál es el núcleo?
Es el libro: "Los Reyes del Grial" (Margarita Torres & José Miguel Ortega; 2014 Reino de Cordelia).
Que el docu-drama esté basado en un libro no es ni bueno ni malo. Lo que sí puede ser interesante es dónde colocan las bibliotecas ese libro...


Hace años, "El Código Da Vinci" hizo correr ríos de tinta con su historia. Se hizo una película pero también muchos documentales (y docu-dramas) que ponían el foco en Jesús, el Cáliz, y una sociedad secreta que... Pero "El código Da Vinci" en las bibliotecas se colocó en el estante de novela. Novela de ficción.

"Los Reyes del Grial" no está en novela de ficción. 
Está en "Grial" y "Reliquias de Jesucristo".

Muy bien. Pero esto, en el fondo, ¿de qué va?
El Cáliz, o la copa o el objeto, usado por Jesucristo durante la última cena está en León. Disimulado dentro de una enjoyada y dorada copa que perteneció a Doña Urraca (1.033-1.110) hija primogénita del rey Fernando de León. 
(Para lectores del blog: Esta Urraca es la que sale en la película El Cid y en la serie El Cid).


Onyx, los reyes del Grial presenta tres hilos narrativos: las declaraciones de los expertos (incluyendo a los autores del libro y del descubrimiento: Margarita Torres y José Miguel Ortega), una dramatización de ese descubrimiento realizado con actores (María de Medeiros es Margarita y Anthony Howell es José Miguel) y luego -encima debo decir- un narrador interpretado por el actor Jim Caviezel.
La elección del narrador no es azarosa, Jim Caviezel fue Jesús en "La Pasión de Cristo" (The Passion of the Christ; 2004) de Mel Gibson.

La "ficción" entorpece la historia. Le quita verosimilitud porque la ficción es repetitiva, aburrida y por momentos ridícula. Hay escenas de charla por el hueco de una escalera que parecen sacadas de una comedia romántica de sobremesa.
La Margarita de ficción (María de Medeiros) lo único que hace -lo único que aporta a la investigación- es atender el teléfono. 
Y luego, deambular lámpara en mano por unas fake catacumbas.
¡Pero usa el móvil, mujer!

Aunque para EPIC FAKE cuando Himmler visita Montserrat...
¡Qué puñetas va a ser eso Montserrat!

Y lo de Jim Caviezel disfrazado de monje que cruza el espacio-tiempo y hace muecas a cámara y apariciones de la nada, ya roza el cachondeo.


La historia del Cáliz es potente. Una cadena de hechos que colocan el cáliz de la Última Cena entre las piezas de Doña Urraca, en la Basílica de San Isidoro de León. 
 Foto de Wikipedia


Pero toda la ficción alrededor lo desprestigia más que si esta historia la hubieran adaptado los de Cuarto Milenio. Iker Jiménez hubiese tratado todo esto con más respeto y más afán de entretenimiento (y misterio) que el afable director que parece que se lo tomó como si estuviera rodando un corto "a lo Dan Brown." 



Ficción aparte, quisiera resaltar que según se cuenta en el documental (en la parte seria) el gran descubrimiento no lo hicieron ni Margarita Torres ni José Miguel Ortega, sino un becario.
Becario que ni sale en el documental, y ni siquiera se le nombra.
Debe ser la venganza de Margarita Torres porque el becario la llamó por teléfono y la mandó callar TRES VECES (Pedro negó a Cristo tres veces) para contarle el descubrimiento.

Así que ahórrense semejante engendro y pasen directamente a leer el libro que quizás no sea tan entretenido como una novela de Dan Brown, pero seguro que no les hierve la sangre por tener que aguantar a Jim Caviezel haciendo muecas ni a María de Medeiros descolgando el teléfono en cada aparición.


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