miércoles, 16 de diciembre de 2020

El desorden que dejas

Si ustedes, como yo, vieron la serie El desorden que dejas (Carlos Montero; 2020; 8 episodios, disponible en Netflix) puede que terminaran bien locos con la señora de la cafetería y el camarero, armados con sendas escopetas en mitad del bosque. 

** El texto que sigue contiene spoilers **

Intentaré poner en orden mis pensamientos al respecto del argumento.

Viruca y Mauro son una pareja de profesores en un instituto de Galicia. Parece que viven muy por encima de sus posibilidades económicas, lo que les ha generado deudas que amenazan a sus allegados; los padres de Viruca están al borde del desahucio de su casa.

"Si tu madre tiene el corazón roto, es por tu culpa"
Le dice el padre a Viruca en el hospital. Mu bonito, papá.

Para solucionar esta deudas que -según dicen- les amenazan con la cárcel, la profesora de literatura Viruca propone a su marido lo siguiente: fingir una separación/divorcio entre ellos que lleve a Viruca a ser agasajada-cortejada-seducida por un empresario-cacique-ricachón local. No entendí muy bien por qué, pero eso es así.
Iago es un adolescente con look de chulo rebelde, alumno de Viruca e hijo del empresario-ricachón. Iago se obsesiona con Viruca (según ella porque no está acostumbrado a que le digan que no). Iago, en su adolescencia rebelde, tiene dramáticos momentos de "si me dejas, me mato" (dicho con acento gallego, carallo). 


Iago y Viruca tiene un "romance". A Iago le molesta que ella esté con su padre, al que considera un ser malvado. Y forzando romper esa relación que le vuelve loco (de celos, de rabia, de frustración,...) le pasa a Viruca unos vídeos comprometedores sobre su padre para que ella vea "el mal". Pero Viruca ve una oportunidad y aprovecha para chantajear al ricachón. Y éste la mata. Y Viruca aparece muerta por aparente suicidio.
Mauro, el marido de Viruca, sospecha y busca de forma infructuosa. Pero como a ojos del pueblo es el marido despechado y cornudo, pasa a ser sospechoso.

"Da las gracias que murió ahogándose en el río."
Le dice el abogado a Mauro a propósito de la muerte de Viruca.
Más abogados así hacen falta.

Y en estas arranca la historia con la llegada al pueblo ("donde todos se conocen y todos se protegen") de Raquel, la profe de literatura sustituta.
Raquel trae consigo un cafre de marido, a un perro (subrayen esto) y sus propios fantasmas. De todos los fantasmas, el de su madre muerta se le aparece y le recrimina cosas. Luego descubrirá que su marido facilitó la muerte de su madre enferma, y más tarde descubrimos que fue la consuegra la que le incitó. Pero esa muerte/asesinato, como el de Viruca no llegan ni a la cola peluda del horrible crimen que padece el personaje más bondadoso de la serie: el perro Anuk.

El perro: la muerte más sentida de todos los personajes.

Antes de eso, asistimos a las dudas y los miedo escénicos de la profe Raquel ante la clase. Hay dos momentos en que la actuación de Inma Cuesta es tan convincente (cuando escribe las preguntas obligadas del examen y cuando intenta dar una charla sobre feminismo mientras todo se le desmorona por dentro) que llegó a provocarme verdadera angustia. Mucha más que cuando van a matarla los malos. (Porque ya sabemos que se salvará. Aunque nadie hubiese apostado jamás por Concha, que te sirve un café, te guarda el móvil y te apunta con una escopeta en mitad del bosque).

Hablemos un momento de la clase...
Aunque el instituto parece muy grande, Raquel solo tiene una clase. No conté cuántos alumnos hay en su única clase, puesto que solo importan tres. Iago, su "novia" Nerea y el amigo de ambos, Roi. De los demás alumnos no sabemos ni sus nombres. En un determinado momento, la profe le pasa un ejemplar de Nada a un alumno y dice: -Tú, lee el capítulo dos.
._. 
Otro detalle simpático es que la supuesta "sala de profesores" de ese instituto es en realidad una BIBLIOTECA (Los libros, con tejuelos, están en estantes con etiquetas ¡Long live CDU, bitches!). Eso no quita que, como si esto fuera un anime escolar, haya una biblioteca...
La biblioteca de este instituto es más grande que muchos institutos de aulas en barracones. Ahí lo dejo.

Y ahora, hablemos de literatura en la aulas... 
Viruca es una profesora de literatura poco corriente. No es el profesor Keating (Oh mi capitán, mi capitán) sino que se enreda en sobornos, amaño de contratos, tráfico de influencias, consumo de drogas, tenencia de "pornografía" y una maravillosa obsesión por autores que se suicidan: Sandor Marai, Sylvia Plath,... En clase trabajan Nada de Carmen Laforet y -obvio estando en Galicia- Los Pazos de Ulloa de Doña Emilia Pardo Bazán. Ah, y la charla frustrada y angustiosa de Raquel es sobre Chimamanda Ngozi Adichie.


El desorden que dejas es una serie que busca, desde el primer minuto, la narración paralela, con saltos temporales continuos, entre las dos profesoras de literatura. Haciéndolas pasar, y posar, a las dos en determinados lugares o ante similares situaciones. 
Sepan disculpar pero en el primer capítulo un servidor de ustedes estaba completamente confundido sobre quién era quién.
Esta obsesión de Raquel por Viruca, y su muerte, llega a su clímax cuando se refugia una noche de tormenta (Galicia = lluvia) en casa de Mauro. Y éste le da la ropa de su ex. Ahá, ese guiño al Vértigo de Hitchcock...

Como he mencionado en el aula de Viruca/Raquel solo importan 3 alumnos: a Nerea se nos la presenta con un incendiario discurso feminista, pero su personaje se apaga enseguida. Reaparece oportunamente luego como hija de la farmacéutica. Su relación con Iago es "intuida", quizás por cliché (chica inteligente atraída por gamberrete) nos la ahorramos.
Luego está Roi (Roque Ruiz). Roi despunta con potencia en los primeros capítulos. Parece que estará al nivel de Iago (del que está enamorado y JAMÁS se dice esa palabra pero es tan evidente que es casi insultante). Pero el personaje se apaga, para tener, al final, su momento de pobre secundario al que dan una paliza de muerte.
Roi tiene, también hay que decirlo, un momento WTF. Una mañana se cuela en casa de Iago, le roba el portátil, llama a Raquel y dice "Profe, ya sé porque ocurrió todo. Voy a tu casa".
Primero: ¿Cómo sabe dónde vive?
Y segundo: Si es de día cuando dice "voy a tu casa" ¿por qué en la siguiente escena ya es de noche y aún no ha llegado a la casa? (A ver si resultará que no sabía donde era y ha estado dando vueltas todo el día...). Con razón le pegan entonces una paliza, por idiota.

Y luego, amigos, amigas, gente que ha llegado leyendo hasta aquí, está Iago. Iago y ese TREMENDO actor llamado Arón Piper que lo interpreta. El verdadero corazón y motor de la serie. Una vez terminados los 8 episodios uno puede ver el descomunal arco narrativo del personaje, que va de la escena inicial posando en gayumbos y una pistola a la escena final, llorando encogido en una de esas incómodas sillas de hospital. Pero ni siquiera hace falta ver la serie entera para ver que Iago se engulle a todos los demás personajes. Eclipsa a Roi, desaparece a Nerea, vuelve invisibles a sus compañeros de clase (los sin nombre), hace menuda a la profe suplente y si no sucumbe a la figura del padre, es porque Iago aún no se ha rebelado. 
Tan solo Bárbara Lennie (Viruca) le aguanta el tipo. Son los dos mejores personajes de la serie, los más complejos, dos ídolos con pies de barro. 



Y ahora hablemos de Concha.
Concha es la señora que atiende en la cafetería enfrente del instituto. Van por allí algunos profes (Viruca, Mauro, Raquel, y el marido cafre de Raquel,...). Nunca vemos allí alumnos y nunca vemos a Concha más allá de la barra de su bar. Ahí te sirve un café, te guarda el móvil como favor personal, le pega algún grito al mozo que tiene de camarero para que le dé a la escoba. Y ahí, desde esa barra, ve como jóvenes e ilusionadas profesoras de literatura, se vienen abajo por el acoso de la jauría de alumnos. En un episodio la vemos espiar conversaciones de sus clientes mientras finge hojear el periódico o limpiar un vaso.
Y en el último capítulo, ella y el mozo camarero aparece armados con escopetas en mitad del bosque y apuntan al cacique y a su matón que vienen en persecución alocada.
"En el pueblo te tenemos ganas"
Dice apuntando a los malos con la escopeta. 

1 comentario:

  1. Jjjjaaajjjjj, tal cual. Cómo Inma Cuesta me cae bien, la salvaría pero coincido en tu análisis. La novela no es tampoco ninguna maravilla

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