sábado, 8 de agosto de 2020

El príncipe valiente

El príncipe Valiente (Prince Valiant; 1954) de Henry Hathaway

Antes de nada, Valiente es el nombre propio. No un adjetivo. 
Dicho esto, vamos al asunto. 


Está basado en el cómic de Harold Foster, cuya publicación remonta al 1937, y que sigue publicándose semanalmente hoy en día. Con otros autores, claro.

Henry Hathaway había rodado ya "Niágra" y rodaría tiempo después "Valor de ley", por citar solo dos de las más conocidas. 
Del guión de la película se ocupa Dudley Nichols (fue guionista de "La diligencia" y "El delator", las dos de John Ford). Y Lucien Ballard se ocupa de la fotografía (Ballard trabajó con Sam Peckinpah en "Grupo Salvaje", "La balada de Cable Hogue" o "La huida"). Y Franz Waxman se ocupa de la música (suya es la música de "El crepúsculo de los dioses", "Sayonara", "Cimarrón",...). 
Todo esto me sirve para ejemplificar que en aquellos tiempos había mucha gente talentosa contratada en los estudios. Y cuando se ponía en marcha cualquier proyecto fílmico, se reunía ahí tal cantidad de talento que era como un equipo de fútbol finalista de la Champions.


Se trata de un film de aventuras, que mezcla el mundo de Camelot y el Rey Arturo con los vikingos. 
Vikingos, ojo, todos con cuernos en los cascos...

Hay un héroe, el príncipe Valiente, hijo de un rey vikingo exiliado en Gran Bretaña que se quiere unir a la Mesa Redonda del Rey Arturo. 
El peinado del príncipe Valiente... ¡Por favor!


Y luego hay un malvado, el Caballero Negro, que ambiciona ser rey en Camelot y conspira con un clan vikingo rival para usurpar el poder.

El Caballero Negro viste de negro. Su armadura es negra, su caballo es negro y su corazón, obvio, es negro como el carbón negro. Descubrir quién es el Caballero Negro es fácil: es el único caballero sentado a la Mesa Redonda que toma la palabra. Los demás, desde Lancelot a Tristán y los otros que no tienen ni nombre, están de adorno.
El príncipe Valiente pero, tarda una hora entera de película en descubrir quién es el Caballero Negro (y lo sabe porque el malvado se quita el casco...). El Rey Arturo, pese a tenerlo al lado, tarda hora y media.

El segundo tercio de la película presenta una situación de enredo amoroso. Señor A enamorado de Señora A y correspondido, quiere ayudar a Señora B, hermana de Señora A, a acercarse a su amor: el Señor B. Pero el Señor B se enamora de la Señora A y cree, porque el Señor A se explica mal, que es correspondido...
Todo esto no tiene ningún interés para mí.
Sólo diré que Señora A es Janet Leight (la recordaran de la ducha de "Psicosis") y se nos presenta así...
¡Santa Espina del Cristo bendito! 

El problema es que todos los vikingos son iguales (todos llevan cuernos en los cascos) y durante las escenas de batallas, que son muchas, uno no tiene ni idea de quién va ganado.
Apunte: este problema no ocurre en la serie "Vikings" donde (aparte de no llevar cuernos en los cascos) usan colores en los escudos o en parte de los ropajes para identificar los clanes. No sé si eso de los colores es un dato histórico o una licencia narrativa, pero sirve al espectador. Los cuernos en los cascos en cambio es una licencia narrativa que no aporta nada y que encima es un dato histórico erróneo. Muy wagneriano (de Richard) pero de nulo rigor.
El Wagner (Robert) que interpreta al príncipe Valiente no usa casco (ni con cuernos ni sin ellos) jamás. ¡Con casco no veríamos su lujuriosa melena y su característico peinado!

Por si alguien ha leído hasta aquí y se pregunta cómo diantres acaba esto, se lo digo: como están pensando.

El príncipe Valiente derrota al Caballero Negro en una lucha de espadas por encima de la Mesa Redonda. Acaba bien emparejado (y el Señor B con la Señora B, como debe ser). Y el Rey Arturo, que se acaba de enterar que su hermanastro era el Caballero Negro y planeaba matarle, nombra caballero al príncipe Valiente. Y fin.

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