martes, 29 de abril de 2025

El Uso de la foto

La desenfrenada plasmación en imágenes de la existencia


Como si hacer el amor no bastara, como si hiciera falta conservar su representación material, seguimos tomando fotos.

Como si lo que habíamos pensado hasta entonces para conservar la huella de nuestro momentos amoroso, las fotos, no fueran suficientes e hiciera falto algo más, la escritura.

Decir "tengo quimio mañana" se convirtió en algo tan natural como "tengo peluquería" el año anterior.


Es mi imaginario el que descifra la foto, no mi memoria.

Las casas conservan la memoria de lo que ha pasado en ellas.

Ninguna foto transmite la duración. Nos encierra en el instante. La canción es expansión en el pasado, la foto, finitud. La canción es el sentimiento feliz del tiempo, la foto, su dimensión trágica. A menudo he pensado que se podría contar toda una vida solo con canciones y fotos.



El uso de la foto 
(L'Usage de la photo.)
Annie Ernaux & Marc Marie
Traducción: Lydia Vázquez Jiménez
Cabaret Voltaire (2018)

domingo, 27 de abril de 2025

La leyenda del samurái (47 Ronin) (2013)

La versión made in USA de la leyenda de los 47 ronin es un film de acción y efectos especiales que eclipsa a los verdaderos protagonistas.


Keanu Reeves es Kai, un niño mestizo criado en el Clan Asano que, de adulto, llega a ser un paje o sirviente de los samuráis. Su presencia pero eclipsa en todo momento al verdadero héroe aquí, Oishi.

Algo similar le ocurre a Kira, el pérfido y malvado que provoca la caída del Señor Asano y todo su clan. Kira es un personaje completamente eclipsado por una bruja que está a su servicio.
(y nunca se nos explica por qué quisiera esa bruja tan poderosa estar al servicio de un completo inútil como Kira, que no logra NADA por sí mismo. Ni siquiera casarse).
-Está buena la concubina esta
-Es mi hija
-Ups, perdón


Aparte de la magia, que impregna el film en todo momento con criaturas fantásticas y poderosos seres del Más Allá, el film añade como hilo conductor el romance entre el mestizo Kai y la hija del señor Asano.

Tras la caída en desgracia de Asano (con suicidio), los ahora ronin del clan son desperdigados, el mestizo vendido y Oishi lanzado a un pozo.
Lo del pozo tiene tema.
Oishi pasa un año en el pozo, y cuando sale se toma un plato de arroz con su familia y recupera, de la nada, toda la energía (como Son Goku cuando comía). Y entonces Oishi planea la venganza.
Tomar arroz. Recuperar la fuerza en 3, 2, 1

Su primera decisión es recuperar al mestizo (tiene 46 samuráis fieles, pero el primero que busca es al mestizo...).
Al mestizo lo han vendido a "los holandeses". Allí lo encuentra Oishi, en unas peleas entre El Club de la lucha y la ruleta de El cazador.
En esa secuencia cruzan un par de frases con un tipo lleno de tatuajes (que incluso sale en el poster promocional de la película) pero del que no volveremos a saber nunca más nada. 


En esta película la tensión narrativa tiene un boquete hacia la mitad. Una caída de interés del que la película solo se recupera un poco en la batalla final. Ahí, tras la batalla, debería haber acabado. 
Pero sabemos que la historia sigue. Tras la derrota de Kira, los 47 ronin deben expiar su culpa (haber desobedecido las órdenes directas del Shogun: no vengarse) con el ritual de suicidio: el seppuku.
Así que, tras la batalla, viene un largo final obligado por la propia leyenda.

En el momento del seppuku, que aquí es colectivo: los 47 se suicidan a la vez (recuerden que en la versión de Kenji Mizoguchi, se suicidaban uno tras otro) 
Pero entonces aquí el Shogun detiene el ritual y pide que el hijo de Oishi no se suicide.
El hijo de Oishi es un personaje que hemos visto poco durante el film, así que no aporta nada de dramatismo que muera, o no.
Puestos a salvar a alguien, el Shogun podría haber salvado al mestizo (que nunca fue un verdadero samurái) y así hubieran tenido un film con final de "pareja".

Pero el drama épico de los 47 ronin no podía ensuciarse con un final de romance. Así que Kai muere, como uno más.  


Como film de acción que es, los 47 ronin americanos tienen más batalla en cinco minutos que en las 4 horas que dura la versión que Kenji Mizoguchi hizo de la historia.





La leyenda del samurái (47 ronin; 2013) dirigida por Carl Erik Rinsch.
Basada en la leyenda de los 47 ronin.

viernes, 25 de abril de 2025

Summer Pockets

En busca de las vacaciones perdidas de la infancia




Hairi Takahara es un muchacho que llega a una tranquila isla para pasar un tiempo de vacaciones. 
Oficialmente viene a ordenar la casa de la abuela, que ha fallecido. Pero en verdad viene con el kokoro herido y las alas rotas...

En la isla conocerá a un montón de gente excéntrica. Sobre todo chicas lindas. 


E intentará recomponer su vida buscando el recuerdo nostálgico de las vacaciones perdidas de la infancia. Ahí, es nada.


Vaciar una casa tras una muerte es algo triste y laborioso. Pero aquí, una señora va haciendo la tarea y una pariente, menor de edad, le hace la comida. Así que el tipo se pasa el día vagueando por la isla con la motocicleta.

Aunque vaya donde vaya, y a la hora que sea, acaba coincidiendo con la tímida Shiroha que siempre está cerca del agua. 


Una historia ambientada en el verano isleño con un elenco que chicas lindas no puede evitar el fanservice


Aunque el verdadero fanservice aquí son los preciosos paisajes locales. El puerto, el templo, las calles y las montañas son recreadas como si una agencia turística o la administración local estuviera pagando la producción.

Una historia sencilla y pausada, como las jornadas de un tiempo ocioso de vacaciones. Aunque los protagonistas sean adolescentes, tienen todo el peso de la adultez que mira hacia la infancia con benevolencia y nostalgia. Porque todo tiempo pasado nos parece mejor. Y el recuerdo, embellece nuestra memoria.


👀 Para empezar le di un 6.

Summer Pockets


Estudios: feel.
Estreno: Primavera 2025
Slice of life. Vacaciones. Nostalgia. Vida costera. Harem.

martes, 22 de abril de 2025

La Mujer de la arena

¿Acaso se había convertido él en un topo, perdido todo deseo de volver a mostrar su cara a la luz del día para el resto de su vida? 



El mismo hecho que un hombre ya maduro se obsesionara en un pasatiempo inútil, como el de coleccionar insectos, era signo evidente de una desviación mental.

¿No es porque uno trata de aferrarse a una determinada condición por lo que surge esa desagradable competencia entre los hombres?

La arena es un respetable mineral.

Una mujer cubierta de arena podía resultar visualmente atractiva, pero no inspiraba el deseo de tocarla.

¿Cómo era posible que un hombre con papeles de identificación, con un empleo, pagador puntual de sus impuestos y además con un certificado de seguro médico, se viera atrapado como un ratón o un insecto?

Sería ridículo comer estando enfadado por tener que hacerlo.

Viendo que trabajaba a paso firme, por más estúpidos que fuesen, tomarían conciencia de lo despreciable que eran.

Cuando no se tiene un paisaje natural, es lógico desear ver un paisaje pintado.

Nada mejor que irritar a sus colegas, que viven una existencia gris, y grises son hasta sus pieles. La raza gris sufre una autoaversión insoportable con solo imaginar que otros puedan poseer un color distinto, sea rojo, azul o verde.

Las cosas se deben esperar durmiendo.

Lo único que se consigue saliendo a caminar sin propósito es cansarse.

Decir que uno quiere convertirse en escritor no significa más que el egoísmo de querer diferenciarse de los demás, que son títeres, convirtiéndose en titiritero.

La derrota viene solo cuando uno cree que está perdido.

Pero también hay un límite para la pasión pervertida.

El individuo, terminada su tarea, debe volver de inmediato a su situación anterior. Solo los fieles regresan a la satisfacción. Los tristes vuelven a la desesperación.

Uno no puede sentirse involucrado cada ve que alguien está muriéndose de hambre...

Si a un hombre no le ponen en el lugar que le corresponde, destruyen su voluntad de colaboración...

La única forma de superar el trabajo es a través del trabajo mismo. No significa esto que el trabajo en sí sea valioso, sino que superamos el trabajo el trabajo mismo, cuyo verdadero valor radica en su fuerza de autonegación.

La soledad es una sed que la ilusión no satisface.



La Mujer de la arena 
(Suna no onna)
Kōbō Abe
Traducción del japonés de Kazuya Sakai
Editorial Siruela (2024)

Platos y utensilios de cocina, solo hay que frotarlos con arena

domingo, 20 de abril de 2025

La venganza de los cuarenta y siete samuráis (1941)

Cuatro horas de gente que habla mientras camina por pasillos de madera y laberínticas salas vacías. Una pausada intriga política sobre una venganza, que nunca llegamos a ver, y que es algo así como "El Ala Oeste de la Casablanca" pero con samuráis.


El eminente señor feudal Asano, harto de las ofensas -que según él- viene recibiendo de un "funcionario" llamado Kira, le asalta e intenta asesinarlo.


Poco importan sus méritos anteriores o los sacrificios personales realizados, Asano es sentenciando a muerte (por seppuku) y su casa (su clan) desecho.


Un grupo de samuráis consideran desproporcionada la sentencia. Y un agravio que Kira no sea ni siquiera amonestado. Fieles a Asano, los 47 samuráis, planean vengar la ofensa asesinado a Kira.


Oishi, el líder, intenta apaciguarlos. La venganza contra Kira llegará, les dice, pero más adelante. 
Mientras espera el mejor momento, Oishi intenta reparar el honor de la casa Asano. Él esperaba que la nobleza no le hiciera demasiado caso, y así justificar la futura venganza -el asesinato- contra Kira. Pero, parece, que todos le apoyan y maldicen -en secreto- a Kira.
Con el pasar del tiempo y la inacción, Oishi es tratado de cobarde o de traidor a la causa por sus propios colegas. La viuda Asano, por ejemplo, lo desprecia con desdén.


Cuando finalmente la venganza es consumada, y Kira es asesinado, Oishi y los samuráis fieles (los 47) esperan pacientes la sentencia de la justicia. Y afrontan con entereza su propia muerte (mediante suicidio ritual: seppuku) como un sacrificio honroso para la restitución de la afrenta recibida por su señor.



Mientras esperan el turno para suicidarse, aparece una muchacha vestida de hombre buscando a uno de los samuráis que van a inmolarse. Ni ella, ni al tipo al que busca, se nos han presentado antes (y eso que hemos tenido más de tres horas) así que esta trama secundaria parece un apéndice romántico añadido para aportar más dramatismo. El tipo se mantiene firme en suicidarse y ella, ya entrados en ese festival de muerte, se suicida también.


Por contra, la esposa y los hijos del líder, Oishi, que sí que se nos habían presentado antes y que se marchan de la casa hacia la mitad de la película no vuelven a aparecer más.

Ooshi, tras 46 suicidios, le toca a él


La leyenda de los 47 ronin que asaltaron un castillo para consumar la venganza por la afrenta recibida por su señor, es una leyenda conocida y popular. 
El director toma como base la obra de teatro kabuki de Seika Mayama. Pero la historia ya había sido llevado al cine antes (hay una versión muda de 1928), y lo sería después:
The Loyal 47 Ronin (Chûshingura; 1958)
Kon Ichikawa's 47 Ronin (Shijushichinin no shikaku; 1994)
E incluso una versión americana: La leyenda del samurái (47 Ronin; 2013).
 
 

En plena Segunda Guerra Mundial, el ministerio de propaganda le encarga al cineasta Kenji Mizoguchi, una adaptación de la leyenda para enardecer a las tropas y a la población en general.
De hecho, la primera parte de la película se estrenó una semana antes del ataque japonés a Pearl Harbour. 
Fue un fracaso en taquilla. Y la segunda parte, no fue mucho mejor.


No parece descabellado pensar que la gente que fue a verla esperara ver algo de acción. 
O al menos, esperaban ver la secuencia de la leyenda del asalto al castillo por parte de los 47 samuráis. 
Pero no. 
¿Cómo resuelve Mizoguchi la esperada secuencia del asalto al castillo? Un personaje lee en voz alta una carta. Y ya.


Si ya saben cómo dirijo... ¿Pa'que me invitan?

Yo me niego a creer que Mizoguchi se tomase con desdén este proyecto por ser un "trabajo de encargo". Más bien me parece una troleada épica de un autor que, hizo "lo suyo" en un proyecto que para nada le era propicio.


Si en cuatro horas ningún samurái saca la katana y la usa, no es "culpa" del director, la culpa será de los que pensaron que Kenji Mizoguchi iba a hacer una película con peleas de samuráis.
Mizoguchi con toda la leyenda apuntando hacia la acción (peleas, batallas, asaltos a castillos,...) se tomó un te e hizo un film pausado, tranquilo y de gente hablando. 
Se centró en el honor y en el abnegado sacrificio de un grupo de personas para con su señor. Quizás, eso fue exactamente lo que le pidieron: enardecer a las tropas y la población para que, apelando al honor, estuvieran dispuestos al abnegado sacrificio por el belicoso Emperador, por la junta militar y por el Imperio expansionista japonés. Es decir, para la guerra.
Así que Mizoguchi quizás hizo justo lo que le pidieron. Pero lo hizo a su manera. 

Como diría el refranero: No le pidan peras al olmo.


La venganza de los cuarenta y siete samuráis (Genroku chushingura; 1941) dirigida por Kenji Mizoguchi.
Basado en una leyenda y en la obra de teatro de Seika Mayama.