domingo, 11 de septiembre de 2022

Holdudvar (Sentimientos difíciles)

Sentimientos difíciles (Holduvar; 1969) de Márta Mészáros


Tengo por costumbre no leerme la reseña de la película ANTES porque -digo yo-  lo que tenga que contar la película debería estar EN la película. Pero aquí empecé a entender más y mejor de qué va cuando leí la reseña TRAS verla.
¿Eso es un problema? ¿Un fallo?




¿De qué va?
Una mujer acaba de enviudar de un importante académico y prohombre del país. Descubriremos que no le quería (tampoco lo odiaba) y que no llegó a divorciarse. Quizás porque la vida acomodada y respetada al lado de ese nombre (y hombre) le daba un estatus fácil, cómodo y ¿cobarde?

¿Qué hacer con la biblioteca de un fallecido?
¡Regalar los libros entre los amigos!


Tras la muerte, la viuda parece querer tomar otros caminos y alejarse de esa vida. Renuncia a un dinero y a la propiedad de la casa en favor del hijo mayor y parece querer alejarse (aunque nunca concreta hacia donde o haciendo qué). El hijo mayor, que se presenta allí con su novia, le recrimina la fría relación con su padre y la vida "postiza" que ha llevado PERO no parece querer que ese teatrillo de apariencias se modifique.
Llega a cortar el teléfono y a cerrar la puerta del piso para que la viuda, su madre, pueda comunicarse con el exterior.
La viuda es lleva a una casa en el campo (¡la drogan para trasladarla dormida!) y allí la novia se convierte en una especie de carcelera. 
Hasta que se cansa y se va (o se da cuenta que su novio, el hijo de la prota, va camino de convertirse en su padre y por tanto ella, será como la "prisionera" que custodia. Pero eso me lo imagino yo.)


Ese "encierro" bien podría ser puro Polanski, pero no van por aquí las cosas. También podría ser el argumento de conflicto familiar habitual en las películas de Bergman, pero tampoco sigue esa linea (aquí no se GRITAN reproches locos como suelen hacer los personajes del sueco).
En Márta Mészáros la subyugación es latente y silenciosa. Hay un peso terrible que las mujeres de sus películas soportan. Pero la historia nunca se recrea en ello, ni siquiera lo subraya. Lo ves o no lo ves.
Tres mujeres húngaras de tres generaciones y clases sociales distintas
 

Nunca "entré" en lo que me estaba contando la película. Las escenas son largas y los silencios, espesos.
Hay personajes (las ancianas) que se nos presentan de espaldas y siguen de espaldas durante los diálogos. Y uno no sabe si eso es deliberado, si tiene un objetivo o, como si fuera Ed Wood, la actriz no vino y pusieron a alguien de espaldas para salir del atolladero del día de rodaje.
El hijo mayor se pasa la vida revelando fotos de su propia novia con las que decora su habitación. Nunca se subraya esto, se da por sentado pero uno puede ver (o creer ver) un rasgo casi psicópata. Tampoco se cuenta jamás qué hace mientras su novia "vigila" la madre.

Y luego el momento más loco cuando vuelven a aparecer los "policías de río".
Esta es la segunda película de la directora húngara que veo, pero en las dos cuando alguien está nadando aparecen unos policías que te multan o te llevan a comisaria. Bañarse en ríos o lagos parece muy prohibido en Hungría. Y siempre hay agentes ahí, al loro del asunto.
Como todo en Márta Mészáros esto tampoco esta subrayado, no es cómico ni trágico, simplemente es.

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