domingo, 4 de septiembre de 2022

Eltávozott nap (La muchacha)

La muchacha (Eltávozott nap; 1968) de Márta Mészáros


Una muchacha sale del orfanato donde ha crecido para ir a conocer a su madre biológica. Al llegar al pueblecito donde vive, la mujer la hace pasar por su sobrina de la capital ante el marido y el resto de la familia.


Pasa unos días allí (sin que llegue a producirse la charla madre-hija que esperamos). En el pueblo los chicos la siguen y la observan como una exótica chica de ciudad.
Se producen muchos encuentros que yo percibo como tensos o incluso inquietantes: chicos que la van siguiendo o detiene sus coches para hablarle pero a ella no parece afectarle lo más mínimo.
Bailes modernos en los campos

En el trayecto en tren de regreso, conoce a un pesado que la invita a su cuarto alquilado. Ella va con él.
Todos los húngaros de la película parecen Anthony Perkins en Pyscho


Luego ella vuelve a su orfanato y a su trabajo en la fábrica (el ruido en la fábrica silencia las charlas que allí se producen. Genial detalle). Un día aparece un tipo y dice que viene a hablarle de sus padres. Ella lo echa.
Luego acabara escuchando su historia FALSA sobre sus padres a cambio que ella le pague una comilona en un restaurante. Dice a sus amigas que aquel tipo era su padre (nunca llegamos a confirmar eso).

En la charla del restaurante (en el patio trasero de una casa) el tipo dice que vio el anuncio que ella puso. De lo que deducimos que ella puso un anuncio para encontrar a sus padres y que la madre -no me pregunten cómo- vio el anuncio y decidió contestarla y pedir que fuera para luego pedirle que NO fuera. (Ella no recibe la segunda carta y por eso va cuando la madre en verdad no quisiera).

El film acaba luego en una fiesta, en que otro tipo inquietante deja la chica con la que baila para acercarse a la mesa donde está la muchacha y se besan.

._.

Queda mucho a medio contar, y aunque se alarguen las escenas para escampar por ellas un silencio ensordecedor, todo contribuyen a una extraña angustia.
Y aquella sensación de lentitud.
Yo viendo cine húngaro


Otro de los focos de angustia y inquietud que me provoca la película son los rostros hostiles y sombríos de los personajes. Nadie sonríe nunca. Todos parecen cabreados con el mundo. Y los chicos que rondan a la muchacha potenciales psicópatas.
Hay uno particularmente molesto.
La sigue por las afueras del orfanato.
Luego la sigue por un puente y ella le dice: Déjame, vete.
Y el tipo dice: Estamos en un puente, solo puede saltar.
Ella: Pues salta.
Y el tipo salta.

Y entonces llega la "policía del puente" y le pone una multa de 30 nosequé-moneda y ELLA SE LO PAGA cuando el tipo sale nadando del río.
¿Por qué, demonios por qué?
Tampoco entiendo porque se deja sablear la comilona por el "padre" en el restaurante. 
¡Así nunca saldremos de pobres, muchacha!


El peinado, las gafas de sol, el look chic... la muchacha podría ser una protagonista "moderna" de las películas francesas de la nouvelle vague. Pero esto es Hungría, al otro lado del telón de acero, y todo es gris y está viejo (como el autobús que la lleva al pueblo, o las sillas frente al televisor). 
Y aunque no pase nada (recuento de vida), y haya silencios, y escenas alargadas sin que ocurra nada reseñable, te mantienes alerta porque percibes un peligro latente a la que ella parece ajena. Como en aquellas primeras películas de Polanski, con la diferencia que aquí REALMENTE luego no pasa nada. 
Pero yo sufrí el peso del tedio y la sensación de alienación de la muchacha.

A final del film, en la fiesta, aparece un grupo musical que solo puedo definir como "los Beatles húngaros".

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