domingo, 26 de septiembre de 2021

La madre MMA

Una tarde cualquiera tenía en la sala de la biblioteca una madre que parecía una luchadora brasileña de MMA. Piercings en lugares incomodos, tatuajes con cruces, calaveras y corazones sangrantes de Jesús. Trasteaba con el móvil mientras sus hijos exploraban la sala.

De repente el nene, cuya cabeza no llegaba a la altura de la mesa -no sé etiquetar edades, SepanDisculpar-, yendo o viniendo con un libro en las manos, trastabilló y cayó al suelo. 
Fue una caída limpia, de frente y contra el suelo. 
¡Pataf!

Se produjo un silencio en la sala. En el mundo entero.
TODOS sabíamos que entonces vendría un torrente de llanto completamente justificado por la caída, el dolor del batacazo y esa humillación que sentimos cuando nuestro cuerpo responde mal y la gravedad impone su ley.

La madre MMA se levantó. Sin prisa. Sin alarma. Sin dramatismo. Sin buscar culpables, sin apartar sillas ni a los curiosos siempre atentos a las desgracias ajenas. Alejó al niño un metro, no más, del lugar del accidente. Se agachó a su altura. Le hizo levantar los brazos y respirar profundamente. Los ojos del niño estaba listos para el llanto, pero no lo hizo. Miró a su madre. Ella le habló despacio, bajito -ni mi super oído alcanzó a escuchar-. El niño respiró profundamente con los brazos en alto. Su madre le acarició un instante la barriga y se levantó. El niño recogió el libro y fue a sentarse en una silla. La madre volvió a su mesa. El niño abrió su cuento. La madre desbloqueó la pantalla del móvil. 

Y yo agradecí haber vivido ese instante poderoso en que la fuerza de voluntad le puede al dolor y al drama. Sobre todo al drama.

Cris Cyborg


Extra
En todos estos años he visto múltiples caídas en la sala. Algunas accidentales, otras provocadas por imprudencias. TODAS terminan en llantos desaforados, en padres corriendo al baño con el nene en brazos, en abuelas llamando a no sé quién, en madres chillando y en gente quejándose. Quejándose del duro suelo, de la altura de las mesas, de las paredes sin acolchar, de mi falta de vigilancia (¿pardón?). 


._.
Yo, con un batacazo semejante al del chavalín, hubiese llorado. Y de haber tenido la edad del nene, seguramente también.



BONUS
Otras reflexiones serias sobre las MMA femeninas:
En la cima (cuando Joanna Jedrzejczyk perdió el título)


Historias de la biblioteca con guiños a las MMA

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