Llevo muchos años dando vueltas a mi jaula, albergando sueños de asesinato y venganza.
Y mientras la adolescencia lanza sobre mí su mano ingrata, solo siento una soledad que me carcome.
La escuela y el instituto pueden provocar mucha ansiedad, sobre todo en tus circunstancias.
El miedo al abandono es más fuerte que la razón y me he empeñado en creer que esta anormalidad me convertía en una persona interesante.
Para intentar volver a integrarme, vivir una vida normal, me pongo una máscara, me oculto y me encierro.
El consentimiento
Vanessa Springora
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