A decir verdad, tienen la esperanza de que esté muerto. Cualquier otra excusa más liviana les parece por completo inaceptable.
Nadie cambia a nadie.
Qué deprisa pasa el tiempo cuando no haces nada.
Mira los pasillos del supermercado, recién reabastecidos, y experimenta, como siempre, el consuelo del orden.
Borrarte. Que él no se acuerde de ti. Que no te ve.
La aprensión que siente, porque está asustado, no se resuelve con un cerrojo nuevo.
Un manto de maldad recubre el mundo.
Porque para encontrarle un sentido a la muerte hay que encontrarle antes un sentido a la vida. Y su vida ha sido tan pequeña...
Qué injusto que los humanos estemos tan llenos de grandiosos afanes y que luego la realidad sea tan chiquita.
Inventar consuela.
Forzar una apoteosis sentimental de cine puede arruinar una realidad pequeña pero hermosa.
Dormir sin miedo.
La buena suerte
Rosa Montero
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