Yordi Biblioteca: Hokkaido Gals Are Super Adorable!

sábado, 5 de septiembre de 2020

Hokkaido Gals Are Super Adorable!

La gal de pueblo

Tsubasa Shiki (16 años) se apea del taxi en un cruce pueblerino en Kitami (Hokkaido). Se arrepiente de inmediato. Estamos a -8º y todo cuanto ve está nevado. ¿Todo? No. Hay una gal en la parada del bus.

La chica se llama Fuyuki Minami y en cuanto se entera que Tsubasa es de Tokyo, se le cuelga del brazo e inmortaliza el momento para sus redes sociales.

Y en ese ambiente gélido y solitario, surge el calor del amor juvenil.

Se reencuentran en el instituto porque (obvio) van a parar a la misma clase. Ella le deja una manta durante las clases y la huele con ahínco cuando él se la devuelve. Al salir, se le cuelga del brazo again como si fueran amigos de toda la vida. Y como en la invernal Kitami no hay lugares de moda para tener una cita, ella lo invita a su casa...

El prota es un soso y la chica es maravillosa (y out of context). Dicho esto, mi interés principal en este manga es el escenario. Ese páramo helado y silencioso me recuerda esos pueblos de las novelas negras nórdicas o un Fargo japonés. Aunque aquí no haya crímenes (o eso parece).

Kitami es un lugar real (exporta menta y llegan en enero a una temperatura media de -14º) y mucho más habitable (según veo en Google Street View) que ese pueblo rural y nevado que vemos en el manga.

En ese lugar remoto y apartado, encontrar a una chica gal es extraño. Y ahí está parte del gancho diferencial del manga...

Las gal (o gyaru) son una ¿tribu urbana? propia de las grandes urbes niponas. Chicas fascinadas por la moda, los complementos y el maquillaje. A veces muy bronceadas, muy maquilladas, de cuidadas melenas, de ropa menuda y chillona. Y con mil y un accesorios brillantes en el atuendo o en su smartphone ultimo modelo.

Recientemente vi gals en los animes:

Gal & Dino y Kandagawa Jet Girls

La única pega que le encuentro al arranque del manga es la completa desconexión de los dos personajes con el entorno. Tsubasa acaba de mudarse y no conoce a nadie. Pero Fuyuki Minami lleva ahí toda la vida. Pero no hay ni una sola mención a una amiga (gal o no), amigos, husbando,...

Quizás el autor no quería desviar la atención de la pareja protagonista pero lo eché en falta.

Por lo demás, una presentación habitual.

Chico tímido y chica lanzada. Chico conservador y chica moderna.

Chico envuelto en hilarantes situaciones eróticas y chica que parece no darse cuenta de las situaciones en las que se ve envuelta.

Ella le agarra del brazo, se dirige a él por el nombre de pila, lo invita a su casa... Hay un tenue sangrado de nariz tras un vistazo al generoso escote (escote y falda en plena nevada, porque una gal es gal incluso bajo cero) y ya en casa: despliegue voluptuoso de fanservice a full

Fuyuki Minami se roba el protagonismo del manga.

Pero con Fuyuki y Tsubasa solos no hay conflicto y pronto aparece Sayuri Akino:

Sayuri es una gamer solitaria y reservada que se une al improvisado grupo de estudio con Fuyuki y Tsubasa. Creando el triángulo amoroso que tiene un momento cumbre en el llamado "arco de San Valentín". Una trama mucho más triste y amarga de lo que podría imaginarse. Ahí descubriremos que Fuyuki es una chica linda (no solo en belleza, sino por su gran corazón). Y al igual que las almas sensibles de la vida real...

se esfuerza en poner una sonrisa aún cuando todo se esté derrumbado a su alrededor.

Y tras unos capítulos para profundizar en la abuela tiránica de Tsubasa y la madre gal de Fuyuki, aparece la tercera waifu de lo que ya va camino de ser un manga harem: Rena Natsukawa.