sábado, 6 de abril de 2019

Sex and fury

Sex and fury (Furyô anego den: Inoshika Ochô; 1973) de Norifumi Suzuki




Una muchacha se está dando un baño. De repente, aparecen diez asesinos profesionales que vienen a matarla porque conoce un secreto. Y la muchacha agarra una katana y en un batalla por la casa (con rotura de "paredes") se los carga a todos. Y estando completamente desnuda no sufre ni un rasguño. Eso sí, termina bañada en la sangre de sus enemigos...

Otra muchacha saca una pistola en una sala plena de malvados. Dispara un tiro. Y de un solo tiro, se carga a seis.




Inoshika Ocho (y pronuncian Ocho, en español) es una carterista y jugadora de cartas en el Japón de mediados de la era Meji (1868-1920). De pequeña vio como su padre, un detective, era asesinado por unos matones y ahora busca venganza. Usa cartas de un juego de mesa como arma, y a la vez, los animales que aparecen en las cartas (un ciervo, un jabalí y una mariposa) son las pistas que el padre moribundo le dio sobre la identidad de los asesinos.


Y luego está Christina que abandonada por su enamorado japonés, se ha vuelto espía y ha regresado para encontrarlo. Y no sabemos si para matarlo o enamorarlo de nuevo.


A partir de ahí, hay japoneses hablando en inglés, ingleses hablando en japonés, batallas de katanas rodadas a cámara súper lenta, salsa de tomate rezumando de las heridas, bondage japonés y unas composiciones visuales completamente artificiosas (y artísticas) que se le quedan a uno en la memoria





Y cuando menos te lo esperas, aparece una pandilla de monjas navajeras:


Por no mencionar las perlas que contiene el guión:




A Ochô la interpreta Reiko Ike. No la conocía pero soy muy fan desde ya. 


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