"La simpatía está muy bien, pero no sirve a los muertos"
Tanako es una profesora de primaria que aprovecha las vacaciones escolares para regresar a su ciudad natal: Hiroshima.
Han pasado cuatro años desde ese fatídico 6 de agosto de 1945, a las ocho y cuarto de la mañana, en que la bomba atómica fue arrojada sobre la ciudad.
La película recrea ese momento con un montaje de escenas que reflejan la rutina en la que estaban envueltos esas gentes, y esos niños, momentos antes de la tragedia.
Le siguen imágenes de los cuerpos agonizando o las ruinas de la ciudad.
Quizás el más dramático es "la sombra" de una persona en unos escalones. La persona fue volatilizada al instante y de ella solo quedó ese "tatuaje" en el suelo.
Un apunte cooltureta: Este macabro hallazgo también aparece en algunas historias del mangaka Yoshihiro Tatsumi.
Tras visitar la improvisada tumba de sus padres y su hermana Haru, en lo que antaño fue su casa, Tanako se reencuentra con un señor. El que fuera empleado de su padre, es ahora un mendigo medio ciego y con el rostro quemado.
Al saber que el anciano ha perdido a toda su familia menos a un nieto, que está en un orfanato. Tanako va a visitarlo. Y se ofrece a ocuparse del chico.
Ese niño es todo lo que le queda al anciano y aunque él no puede cuidarlo, no quiere perderlo. Y el niño no quiere dejar a su abuelo.
Tanako visita a una antigua compañera de trabajo. Y luego a tres niños. Los niños fueron alumnos suyos en la guardería en la que trabaja el fatídico día de la bomba.
A través de las visitas de Tanako se nos ofrece un crisol de situaciones de los supervivientes. Todas ellos afectados, de una u otra manera, por la guerra y por la bomba. Y por la radiación.
Silenciosa y latente uno nunca sabe cuándo la radiación va a atacarlo. A veces no es hasta años después que aparece. Extendiéndose por herencia, a hijos o nietos de los afectados directamente.
El desconocimiento y el miedo de la radiación y sus horribles efectos, provocó que los hibakusha, los supervivientes de la bomba, fuera tratados como parias durante años por sus propios conciudadanos.
Otro apunte cooltureta: Los supervivientes de la bomba es el tema que se explora en el manga "La ciudad al atardecer. El país de los cerezos" de Fumiyo Kouno.
La película fue escrita y dirigida por Kaneto Shindô del que ya hemos comentado aquí Onibaba (1964), con aquellas campesinas sobreviviendo a toda costa y Edo Porn (1981), la película más o menos biográfica del pintor Hokusai.
Kaneto Shindo se basó en el libro "Los niños de Hiroshima" de Arata Osada, rector de la universidad de Hiroshima, que recopiló unos 2.000 ensayos de alumnos de primaria y de secundaria acerca del ataque nuclear que vivieron en primera persona.
La película tiene hoy en día un extra: El innegable valor documental, ya que fue rodada en escenarios reales. En las ruinas. Como aquella película de Rossellini: Alemania, año cero.
Fugazmente vemos a un personaje trabajando en la construcción del Museo Memorial de la Paz. Edificio que hoy en día concentra el recuerdo de aquellos terribles hechos acaecidos de Hiroshima.
A lo largo de la película veremos, gracias a las visitas de Tanako (nuestra Virgilio por este infierno ruinoso), personajes esperanzados y otros de resignados. Gente derrotada y niños que ríen y juegan. Porque la vida siempre empuja y sigue. Incluso a pesar del miedo.
Ese miedo que siente Tanako y su amiga en su despedida en el puerto cuando, de repente, oyen el ruido de un avión que les sobrevuela. El miedo de lo que podría significar las paraliza. Y la vida, vuelve a detenerse un instante.
Los niños de Hiroshima (Genbaku no ko; 1952) dirigida por Kaneto Shindô.
Una película que recrea, con dureza pero sin morbosidad, una realidad implacable: el horror de la guerra. De la peor de las guerras.
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