lunes, 15 de noviembre de 2021

Los nombres propios



Te resulta extraño que tantas cosas hayan empezado sin ti, y haces un esfuerzo por coger el ritmo y estar ya en la vanguardia de los acontecimientos.

Lo recuerdas claramente como nunca fue.

La responsabilidad no te gusta a menos que la elijas tú; y en la vida de los hijos uno no elige nada y se responsabiliza de todo.

Mamá está todo el tiempo, así que no la ves.

Y la ansiedad. La ansiedad por que las cosas salgan bien. La ansiedad por que las cosas salgan como tú quieres. La ansiedad es querer controlar el futuro.

Hay un momento en que los padres comienzan a obedecer a los hijos.

Pero si te vas a los confines solitarios del mundo cuando necesitas un abrazo no va a haber nadie para dártelo.

La libertad, la virginidad o la salud: palabras que solo se entienden cuando se pierden.

El deseo más absurdo, más estéril: querer que el otro quiera.

Te va a costar darte cuenta de que pueda no apetecerte.

El amor y la adolescencia: escuchar durante horas música que detestas con obsesión ciega.

Cuando se tiene la libertad de responder cualquier cosa, ninguna pregunta sienta mal.

Se debería ser padre antes que hijo.

Un día vas a irte de casa y tu abuela va a estar muerta, y en cada gesto doméstico la vas a ver a ella como la ves ahora.

Escribir y limpiar. Se hacen por una mezcla rara de inercia y de necesidad. Son arduo trabajo no remunerado. Al que nunca lo ha hecho le parece sencillo. Si dejas de hacerlo durante seis días, estás incómoda; si lo abandonas más de doce, el caos empieza a dominar tu entorno; si aguantas veinte días, el espacio que te rodea se vuelve insoportable.

Escribir y limpia: la entrega, la atención y el esmero sin esperar nada a cambio, con el simple propósito de hacer el mundo un poco más habitable.

Para que las cosas terminen hay que atravesarlas. Si algo se esquiva, sigue ahí. Si algo se atraviesa, se disipa.

Porque tú te adelantes, las cosas no se adelantan.

Quieres que pase el golpe. Pero la vida no tiene un orden, acuérdate. Después de este golpe vendrá otro. Y después, otro. Va a ser un año malo. A veces pasa: a veces hay años malos. Yo me voy a tener que ir. Es tu vida. Estás sola.

¿Habrá alguien para abrazarte en la cama por la noche el día que se muera tu madre?



Los nombres propios
Marta Jiménez Serrano

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