Una naranja valía diez mil yenes.
Con el tiempo había dejado de creer que la individualidad en la que nos cobijamos se cimente en los gustos personales.
La experiencia en la vida no se ensancha en forma de anillos ni se dispone ordenadamente en fila, sino que parece más bien el caos de un cajón que nunca se ha ordenado.
¿Desde cuándo había dejado de usar toallas occidentales y había empezado a usar únicamente pañuelos japoneses?
Si bien remolonear dentro del futón cuando uno tiene que levantarse por las mañanas es típico del ser humano, este hombre, de humano no tenía ni un ápice.
Cuando un libro trata sobre problemas del día a día, pero no nos da soluciones, lo único que conseguimos es frustrarnos porque no nos ayuda.
Es bien sabido que dentro de la cabeza albergamos el cerebro, pero, en realidad, la parte inferior del cuerpo también tiene un cerebro llamado "intestino", y cuando ambos cerebros no se ponen de acuerdo, parece ser que es la opinión del intestino la que prevalece.
Si esa descripción fantasiosa y detallada del aeropuerto se publicara en una obra y casualmente guardara alguna similitud con la realidad, se consideraría como una revelación de un secreto de Estado y podrían arrestarlo.
Yoshiro acabó por darse cuenta de que lo que en realidad no quería era estar pillando gripes sino dejar la empresa.
El autoritarismo favorece a los padres, unos seres sensibles y zopencos.
Como todos los países tiene problemas graves, se decidió que cada país resolviera sus dificultades de puertas para adentro para que no se propagaran por el mundo.
Y el Día del Agradecimiento al Trabajo se convirtió en el Día de Basta con Vivir para no herir a los jóvenes que no podía trabajar.
El Día de la Almohada para incitar las relaciones sexuales.
Aprender inglés estaba prohibido.
Como si fuera un cangrejo ermitaño, no salía de casa porque el instinto le decía que no era seguro, así que se pasaba los días ingeniándoselas para tener gente interesante visitándolo.
Para determinar hasta qué punto las ciudades eran agradables para los transeúntes, lo mejor era ir a caminar con un carrito.
Cuanto más cercana es una relación, más difícil es preguntar directamente ciertas cosas.
Por culpa de tanto crío como él engendrando más críos, la sociedad estaba repleta de críos.
Era especialista en interpretar el mundo como una serie de conspiraciones.
Un proyecto privado altamente secreto, en el que llevaba tiempo involucrada, para escoger a alumnos brillantes con el fin de mandarlos al extranjero como emisarios.
Cuando recordaba las cosas que no les gustaban del colegio, le entraba una ansia atroz por que llegara el sábado para quedarse en casa.
Le daba la impresión de que todo lo que se presentaba ante sus ojos causaba sufrimiento.
El emisario
(Kentoshi)
Yoko Tawada
Traducción de Marta Morros Serret
Editorial Anagrama (2023) 176 p.
Sinopsis:
En el futuro inconcreto en el que está situada esta historia, Japón ya no existe de puertas afuera: una catástrofe de la que nada sabemos ha causado un colapso medioambiental que le ha obligado a cerrar sus fronteras al resto del mundo. El país entero está contaminado, la gran mayoría de las especies animales se han extinguido y la comida se ha convertido en un bien escaso. Las ciudades se han despoblado debido al riesgo de la polución y mucha gente se ha ido a vivir a las periferias, en lugares remotos y aislados. La vida ha ido mutando (aunque el Gobierno ya ha sustituido el término «mutación» por el de «adaptación al medio ambiente»): los hombres tienen la menopausia, todo el mundo cambia de género al menos una vez en la vida, la tecnología ha perdido su foco, el lenguaje ha degenerado y las palabras caen cada vez más rápido en desuso. Los niños que nacen lo hacen débiles y enfermizos, y son los abuelos, que por lo general superan con creces los cien años pero aún conservan un gran vigor, quienes tienen que ocuparse de ellos. Así, la novela resigue un día de la vida del joven Mumei, un adolescente encantador y lleno de esperanza que, en medio del sinsentido que lo rodea, aún ve el mundo con los ojos de quien lo mira por primera vez, y de su bisabuelo Yoshiro, un anciano que vive con la eterna incerteza de lo que el futuro le depara a su bisnieto.
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