Doce años de rodaje fragmentado para contarnos sobre Mason, Samantha y sus padres. Doce años en los cuales los actores y actrices crecen y envejecen como los personajes que interpretan.
Y ya.
Otras películas lo hubieran hecho con actores de diferentes edades (y más o menos parecidos) para interpretar al mismo personaje. Aquí, no.
Por suerte, no falleció ninguno durante esos 12 años porque sino... ¿hubieran incorporado la muerte del actor al personaje?
La película logra captar el paso del tiempo. No solo físico en los personajes sino la cultura, la música y la política de cada momento.
Esos personajes tienen comportamientos muy humanos. Como el padre bohemio y outsider, medio músico, con su coche Cobra que vende para comprarse un monovolumen y acaba con una pareja de suegros fundamentalistas cristianos.
O la madre, y su desgraciada habilidad para ir emparejándose con hombres bebedores y violentos (el señor del golf ya vemos que algo anda mal antes que empiece a lanzar platos por ahí).
Esos doce años de momentos de una vida (la de Mason) abarca desde que es pequeño hasta que va a acceder a la universidad.
Entonces la madre, con el nido vacío, le da una bajona porque parece que ya ha hecho todo y ahora solo puede esperar su funeral.
Es que pensé que habría más. En la vida. Pensaba que habría algo más.
Puede que no.
Boyhood (Momentos de una vida)
(Boyhood; 2014) dirigida por Richard Linklater
La abuela fue voluntaria en la biblioteca:
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