domingo, 11 de febrero de 2018

#laJefa va a colgar un cartel...


Una tarde llegó a la biblioteca un misterioso tubo de cartón por correo. #laJefa de inmediato convocó a todo el personal para preguntar qué era aquello y por qué lo habían enviado y quién lo mandaba. Tras varios minutos de hipótesis y suposiciones, optó por abrirlo. 
(Esto parece un chiste pero les aseguro que cada vez que llega un paquete a la biblioteca se convoca al personal y se hace un unboxing).
El tubo misterioso resultó ser publicidad de eBiblio. El lote publicitario estaba formado por 9 carteles y unos paquetitos de puntos de libro. 
Puntos de libro, por cierto, inútiles para usarlos en el préstamo porque no hay espacio para colocar la fecha de devolución. Sepan disculpar pero había que decirlo. 

En total había 3 diseños distintos en los carteles: nene leyendo eBiblio, chica leyendo eBiblio, anciano dormitando con un movil en la mano. 
Como había 3 carteles de cada diseño y en la biblioteca hay 3 pisos, en un alarde de cálculo mental deduje que se podían poner uno de cada tipo en cada piso. Y procedí a separarlos por: 3 niños leyendo eBiblio, 3 chicas sonrientes leyendo eBiblio y 3 ancianos traspuestos con un movil en la mano.
Una compa agarró uno de cada y se fue a colgarlos al piso en el que estaba trabajando antes de ser convocada para asistir al unboxing. Las otras compas salieron corriendo hacia sus quehaceres y quedamos #laJefa y yo y dos carteles de cada tipo. 
Entonces #laJefa agarró el cartel del niño leyendo eBiblio y se dirigió hacia el expositor de la entrada. Me quedé muy sorprendido que fuera a colgar un cartel ella misma. 
Cuando no conocía bien a #laJefa creía que si no colgaba un cartel era porque creía que era humillante para su imagen. Que la gente podría decir “la directora de la biblioteca colgando un cartel. ¿Dónde se ha visto cosa igual?”.
#laJefa estuvo un largo rato contemplando el expositor con el cartel del niño leyendo eBiblio en las manos. Luego, de repente, se dio la vuelta. Se acercó al mostrador de préstamo. Dejó el cartel ahí en medio y sin recoger los carteles para “su” piso, se fue hacia el ascensor y no la volvimos a ver hasta la hora de cerrar.

Al día siguiente los carteles de “su” piso seguían corriendo por el mostrador. Los ibamos apartando en función de necesitar este o aquel espacio. Hasta que me harté y los volví a enrollar y a meter en el tubo de cartón (que llevaba 24 horas rodando y cayendo por todas partes) y los subí al piso de #laJefa.

Una semana después del unboxing, en la planta baja de la biblioteca hay el cartel del niño leyendo eBiblio, el de la chica leyendo eBiblio y el del señor durmiente. En el primer piso hay los tres carteles de eBiblio colgados. Y en el piso de #laJefa no hay ninguno y los carteles siguen enrollados dentro del tubo de cartón. 

zzz

Seguramente piensen que hay soluciones simples a esta situación.
(Esto les pasa porque no conocen a #laJefa). 
Vamos a hacer unos supuestos prácticos (los opositores lo agradecerán)

Supuesto A:
Agarro los carteles, subo al piso de #laJefa, llamo a la puerta del despacho y digo:
-¿Dónde colgamos esto?

La respuesta de #laJefa seria: ”No sé. ¿dónde crees tú que deberíamos colgarlos?” Y antes de poder señalar algún lugar, #laJefa me atrapará en su red de dilemas y dudas. Y reclamará mi atención para que la ayude a redactar un e-mail, para decidir qué enciclopedias están obsoletas, me preguntará cómo ubicaría yo todos los estantes de novela para aumentar el préstamo, o me pedirá que llame a la biblioteca de Tal y les pregunte si tienen los mismos problemas con el wifi o esperará que decida de qué color debe ser la tarjeta de felicitación que #laJefa debe comprar para una venerable usuaria de la biblioteca que ni siquiera conozco. Aunque también es probable que me pida que le explique como funciona algo de la Intranet de los jefecitos de biblioteca. Algo que por no conocer, no conozco ni el usuario de acceso.

Sabido es que si vas al despacho de #laJefa con 1 duda saldrás, mínimo 30 minutos más tarde, con la misma duda y un montón de tareas que #laJefa podría -y a menudo debería- hacer ella misma.

Supuesto B:
Agarro los carteles, subo a su piso y los cuelgo donde me parezca un buen sitio.
¿Parece simple no? En todo caso, esto habría que hacerlo sin #laJefa porque si detecta que estoy cerca me atrapará en su red de dilemas y dudas (ver el Supuesto A).
Puedo aprovechar un despiste o una ausencia para colgar los carteles. Eso formaría parte de aquello de “trabajar a escondidas” que a menudo he mencionado. Pero si cuelgo unos carteles en “su” piso tarde o temprano recibiré una llamada urgente preguntando qué son esos carteles, quién los ha colgado y por qué los he colgado donde los ha colgado.

Sabido es que el lugar donde hayas colgado los carteles, sea el que sea, no será el bueno. Nunca es el bueno. Pero #laJefa jamás te dirá cuál es el bueno, porque eso varia en función del humor, el tiempo o la hora del día y #laJefa es la primera en NO saber cuál es el mejor lugar para colgar un cartel. Por eso cuando #laJefa va a colgar un cartel… le asaltan las dudas sobre si el expositor es, o no es, un buen lugar o si el expositor está, o no está, suficientemente en medio del paso para que le gente tropiece y lea los carteles.
Es por ello que cuando #laJefa va a colgar un cartel… nunca lo hace.


Y ahora les voy a hablar de las quejas que ha habido al respecto de los carteles y sobre el eBiblio en general. Porque ¿qué sería de una biblioteca sin gente que venga a quejarse por las cosas más diversas?
· Un señor se quejó que uno de los 3 carteles estaba “en español”.
· Un señor se quejó porque con su teléfono sin Internet no podía acceder a eBiblio.
· Una señora se quejó porque se “bajó” un libro y ahora no sabe cómo “subirlo” de nuevo a la biblioteca de eBiblio (¿no les parece entrañable?) 
· Un niño se quejó porque no podía descargar minecraft desde eBiblio.
· Una señora (que debe 10 libros a una biblio de BCN) se quejó “¿por qué está bloqueado mi carnet en eBiblio si JAMÁS he usado ese servicio?”
· Y una niña se quejó que no tuvieramos dibujos de LadyBug para pintar (no, eso no tiene nada que ver con eBiblio, pero las quejas son así, random).


El pasado viernes a eso de las seis de la tarde (una hora punta en la sala infantil de cualquier biblioteca) recibí una llamada de #laJefa que empezó así:
- ¿Qué has hecho con los carteles?
Ustedes saben a qué carteles se refiere porque llevan dos páginas leyendo sobre ellos pero yo en ese momento, pasadas dos semanas del unboxing, sabía que podía referirse a muchos carteles posibles, incluso podía hablar de carteles imaginarios (no es la primera vez que #laJefa habla de carteles que nadie más que ella ha visto) así que opté para ganar tiempo:
-¿Qué carteles?
-Los del préstamo electrónico digital de la biblioteca virtual -dijo como si fuera un hipster.

Eso me recordó aquella vez que un señor mayor se acercó al mostrador con su teléfono móvil y dijo: “Se han colgado los pluggins”.

Cuando logré descifrar que se refería a los carteles de eBiblio, le dije escuetamente:
-Los volví a guardar y los subi a tu despacho.
-Ya lo sé -sentenció ella.
-...
(Mientras se producía la llamada yo seguía atendiendo préstamos y devoluciones).
- Pero ahora no están.
- Ahá.
- Pensaba que quizás te los habías llevado.
- Pues nop.
- ¿Sabes si alguien se los ha llevado?
- Eer… no.
- Es que no los encuentro.
- Ahá
- ¿Está aquí Tal? -(se refería a la compa1).
- Está ayudando a imprimir a un niño que...
- ¿Sabe ella dónde están los carteles?
- No lo sé.
- ¿Puede subir y buscarlos?
- Ahora mismo no creo que…
- Es que no los encuentro.
- Estarán por ahí, yo los dejé encima de tu mesa cuando…
- ¿Has leído el e-mail que me ha mandado la de recursos humanos?
- ¿Si he leído un e-mail que te han mandado a ti? -pregunté queriendo subrayar lo obvio- La respuesta es no.
- ¿Quieres que te le mande?
- No, gracias.
- Ah. Pues no sé dónde están los carteles. Habría que colgarlos, quizás.
- Cuelgo que tengo que hacer carnets a una familia numerosa.
- Dile a Tal que suba a leer el mail de...
Y colgué.
Las llamadas de #laJefa son como el gag de Martes y Trece

Así que a día de hoy los carteles de eBiblio están "disponibles" en la planta baja y el primer piso de la biblioteca. Pero tienen el estado “En búsqueda” en el segundo piso porque parece que #laJefa los ha perdido dentro de su propio despacho.

Seguiremos informando.


Muchas gracias a todos los que votaron qué relato debía publicarse.

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