Sólo de algo tenía conciencia clara, de su propio y total aislamiento. El mundo acababa de hundirse, y él se había quedado solo.
Morir es perder la identidad y unirse al resto. Él había conservado la identidad y había perdido el resto.
Había tenido la impresión de que no era él quien hacía las cosas: las cosas lo hacían a él.
Está acostumbrado a considerar como inferiores a todos los extraños.
Nunca dices nada hasta que has amontonado toda una carga de malditos argumentos, pesados como ladrillos, y entonces los largas todos de golpe, y nunca se te ocurre mirar el cuerpo ensangrentado y maltrecho bajo el montón....
De noche, en los campamentos de Proyectos, todo el mundo tosía. Durante el día tosían menos, estaban demasiado ocupados para toser.
Este trabajo, por ejemplo, podía hacerlo cualquier tonto. En realidad, muchos podrían hacerlo mejor que él.
Estoy aislado. No puedo salir. Nunca podré. Sería absurdo en mí pensar en tener compañía. Esas cosas son para... para los seres humanos.
Como nadie influía en él, no se imaginaba que él pudiera influir en los otros; no pensaba que pudiera quererlo.
¡Me da miedo la vida! Hay momentos en que... en que me da mucho miedo. Toda felicidad parece trivial.
Estos periódicos los leen casi exclusivamente las clases bajas, escritos por iletrados para iletrados, como podrá ver.
El Paraíso es para quienes construyen el Paraíso.
No era una verdadera ciudad, no había mujeres.
Y así como escribía sus mensajes en pedazos de papel, se expresaba también en pedazos.
Había sabido desde muy niño que en ciertos aspectos era distinto de todas las personas que conocía. Para un niño la conciencia de esa diferencia es muy penosa, ya que, no habiendo hecho nada aún y siendo incapaz de hacer nada, no encuentra justificación posible.
La falta de actividad física, la falta de diversificación en el trabajo, la falta de relaciones sociales y sexuales, no las sentía como faltas sino como libertad.
El dolor era peor que el oprobio.
No hay nada menos eficaz que la coerción para obtener orden.
La enfermedad le había obligado a comprender que si trataba de seguir solo se derrumbaría definitivamente.
Había nacido para estar solo, un frío intelectual maldito, un egotista.
Nadie comprendía lo que hacía. O, para decirlo más honestamente, nada de lo que hacía tenía significado.
La vía más eficaz para destruir las ideas no es reprimirlas sino ignorarlas.
Siempre es más fácil no pensar por tu propia cuenta.
Si tomo lo que no necesito, nunca tendré lo que en realidad necesito.
Los dos eran ultrasensibles y poco experimentados.
Si puedes ver una cosa completa, siempre te parece hermosa. Los planetas, las vidas... Pero de cerca, un mundo es tierra y piedras. Y día a día, la vida es un trabajo duro, te cansas, te pierdes.
Para ver qué hermosa es la vida, hay que contemplarla desde la altura de la muerte.
En aquel estado de ánimo desazonado y rebelde se sentía dispuesto a oponerse aún a la belleza del día.
No es fuerza lo que se gana haciendo daño. Sólo debilidad.
Acariciarse y copular en presencia de gente sin pareja era tan grosero como comer en presencia de un hambriento.
Viven todos en una cárcel. Cada uno a solas, solitario, con el montón de lo que posee. Viven en una cárcel y mueren en una cárcel.
-¡Qué extraño pensar en gente que habla y que uno no la puede entender!
La había dejado sola porque quería estar solo, y así se había distanciado más y más, más lejos, demasiado lejos, y seguiría estando solo, ahora para siempre.
Es la vejez que se acerca. Ha de ser terrible tener treinta años.
Pero él había renunciado a su libro, a su amor, y a su hija. ¿Hasta dónde se le puede pedir a un hombre que renuncie?
Lo bueno de trabajar con el tiempo, y no contra él, pensó, es que nunca es tiempo perdido. Hasta el dolor cuenta.
Prefiero renunciar a que te digan que renuncies.
Los desposeídos
(The Dispossessed)
Ursula K. Le Guin
Editorial Minotauro; 2018
son pijamas baratos, de producción en serie... Se usan y se tiran; cuesta menos que limpiarlos.