Si el remake de Ben-hur era malo, la nueva versión del Rey Arturo produce vergüenza ajena.
Charlie Hunnam (Jax Teller en Sons of Anarchy) es el líder de una banda de ladronzuelos en la populosa ciudad de Londonium, vive en un burdel y tras una trifulca con la ley es obligado, como miles más, a intentar sacar una espada de una piedra.
(¿Conocen la historia del Rey Arturo, no? Pues mejor, porque la película NO la cuenta y aunque lleve por título “Legend of the Sword” apenas se habla de la historia de la espada ANTES de sacarla de la roca). Con la espada en la mano, huye, entrena y vuelve para la batalla final en que mata al malvado rey usurpador que, oh giro inesperado, es el responsable de la muerte de sus padres.
Los elefantes grandes como puentes del inicio ya dan pistas que la cosa no se puede tomar muy en serio, pero cuando aparece un maestro de artes marciales asiático, uno se echa las manos en la cabeza y le pide a Merlín (que NO sale en toda la película) que le eche un hechizo que le ciegue ‘los ajos’ durante las 2 horas del film.
¿Ah, pero es un film? interesante pregunta. La estética de videojuego en las peleas tumultuosas sólo se ve cortada por momentos en que las secuencias son aceleradas en un montaje propio de “el tráiler de la película”. El resultado global es que esto parece el tráiler de un videojuego basado, vagamente, en el Rey Arturo.
Al final sale una mesa, pero aún no es redonda, sino más bien Pacman.
Rey Arturo: La leyenda de Excalibur (Guy Ritchie; 2017) es un blockbuster tan genérico y tópico que si en lugar de empuñar una espada, agarrasen un martillo, esto sería Thor y nadie notaría la diferencia.
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