lunes, 1 de abril de 2024

Piruetas

Tiritas para ocultar los pezones, un moño postizo, sin ropa interior para que no se noten las costuras, maquillaje y sonrisas. Siempre sonrisas. Y patinar, claro. Patinar perfecto tras horas y horas de entrenamientos espartanos.


"Cada vez que cerraba los ojos veía todo aquello que aún dolía."


Estas memorias de sensaciones más que fechas y lugares, muestran una soledad abismal de la protagonista pese a su numerosa familia. Y un distanciamiento silencioso que la hace callarse, incapaz de hablar, cuando sientes que lo que realmente necesitaría sería gritar.


"Nunca me despedí. Ni siquiera le dije que lo dejaba. No sabía qué decirle. Nos habíamos apoyado la una a la otra durante 6 años. Y en todo aquel tiempo yo no había sido una buena amiga para ella. Nunca llegué a conocerla realmente y nunca dejé que se acercara a mí. Me aferré a ella sólo porque estaba demasiado asustada para afrontar los entrenamientos y las competiciones sola. La utilicé. Y no sabía cómo decirle que lo sentía."


Durante 10 años el patinaje artístico lo fue todo para Tillie Walden. Se despertaba antes del amanecer para los entrenamientos matinales, se dirigía directamente al entrenamiento en grupo nada más salir del colegio, y pasaba los fines de semana compitiendo en pistas de hielo por todo el país. El patinaje era una pieza clave de su identidad, un refugio seguro donde desconectar del estrés del colegio, el bullying y la familia. 
Con el paso del tiempo, comenzó el instituto, se interesó por el arte y se enamoró de la que sería su primera novia, y empezó a cuestionarse cómo encajaba el cerrado mundo del patinaje artístico con el resto de su vida.

Piruetas capta a la perfección lo que es hacerse mayor, salir del armario y aceptar dejar atrás todo lo que uno solía ser.




Piruetas
(Spinning) 2017
Tillie Walden

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