lunes, 27 de agosto de 2018

El lagarto negro


Ella, con el cuello del traje negro alzado a la manera de los ladrones occidentales…

Jamás he robado sin avisar antes. Advierto a mis víctimas, como debe ser, dejo que se prevengan convenientemente y así nos batimos en igualdad de condiciones. Si no, para mí no tiene el menor interés. De hecho, más que el objeto sustraído, lo que vale la pena es el combate.

-Y, ahora, ¡manos arriba! De otro modo, comprobaréis que soy tan buena tiradora como el señor Akechi. Y, encima, para mí la vida humana no tiene ningún valor.

La amenaza del Lagarto Negro, la ladrona a quien incluso llegaban a llamar “la Arsène Lupin femenina”.

Cualquier ladrón con un poco de ingenio y que cuente con recursos financieros suficientes podría poseer una igual.

Uno de mis subordinados ha ideado un método para disecar seres humanos.

Los denodados esfuerzos que había hecho la ladrona para secuestrar a Sanae y llevarla hasta allí tenían como único objetivo arrojarla desnuda dentro de aquella jaula y, en cuanto llegara la hora, arrancarle la piel para hacer un macabro muñeco disecado y exhibirla en aquel museo diabólico.


El lagarto negro
Edogawa Rampo

Lectura para el: VeranoNipón


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